Mindhunter
es una serie de televisión recientemente ofertada por Netflix, dirigida por
un selecto grupo de directores de la talla de David Fincher (Se7en, Fight Club, The Social Network), Asif Kapadia, Tobias Lindholm y Andrew Douglas. Basada en el libro Inside FBI’s Elite Serial Crime Unit de Mark Olshaker y John E. Douglas, la serie nos presenta la historia de dos
agentes del FBI: Holden Ford (Jonathan Groff) y Bill Tench (Holt McCallany), quienes unen sus
esfuerzos para desentrañar las complejidades de un extraño fenómeno
criminal: el perfil de asesinos que rompen con todo estereotipo.
Ambientada a finales de los 70, con un buen trabajo de guión y de
fotografía, Mindhunter reúne los requisitos para convertirse en
una de las de mayor éxito y más controvertidas series de este año.

En efecto, Netflix ha dado nuevamente en el “clavo”, presentando una
historia cuyo drama central ha de impactar la sensibilidad de un amplio
público apasionado por el género de suspenso policial, rindiendo honores a
la marcada tendencia actual de tratar temas fuertemente transgresivos.
La trama
principal se encarga de bucear enel origen de las desviaciones psicol ógicas que incitan a la criminalidad, todas ellas enmarcadas en un
duro contexto de abuso familiar. Esta idea queda crudamente
plasmada desde los primeros capítulos de la serie, con una carga de
imágenes difíciles y perturbadoras, pero sin quedarse en la pura
morbosidad. Su buena factura narrativa nos lleva por los arduos caminos de
la psicología humana y de su papel en nuestra sensibilidad. Serán muchos
los momentos en los que el espectador tendrá que atreverse a pensar y sacar
sus propias conjeturas acerca de los “resortes” de la vida interior del ser
humano, es decir, encontrar la razón de ser de nuestro comportamiento. En
todo momento sobresalen los diálogos entre Holden y Bill, ambos insertos en
la emergente división de ciencias de la conducta humana del FBI. Haciendo
uso de su expertise criminalístico, los investigadores
van desvelando el misterioso motif de los asesinatos en cuestión.
Cabe destacar que el drama expuesto en la serie se ve robustecido por la
perplejidad existencial que ha de experimentar el espectador al ser testigo
del realismo que proyecta la mente criminal y su enraizamiento en uno de
los grandes temas existenciales: el sentirse amado.

La serie consta de diez capítulos, en los que ambos agentes, Holden y Bill,
van incrementando su conocimiento de la mente criminal a partir de las
entrevistas realizadas a cada uno de los notorios asesinos en serie,
quienes no pueden evitar hacer mención de un tema que parecer ser el núcleo
duro de sus disforias: la crisis familiar. Resultará evidente que
a cada una de estas sórdidas figuras les ha faltado la atención y el cariño
de sus padres y de sus madres. Sin tapujo alguno, se hace mención de
ciertas ideologías como el feminismo radical, el machismo, las drogas, el
libertinaje sexual, el individualismo, la violencia doméstica, o la soledad
de los hijos. Los relatos son perturbadores, y de notable actualidad.
Quizás aquí se encuentra la intención ulterior de la serie: una invitación
para que los padres de familia reflexionen acerca de sus deberes
familiares, en medio de una sociedad que aplaude el egoísmo, dejando a un
lado la clásica noción de la adultez, que en esencia consiste en saber
hacerse cargo de otros. En medio de esta desgarradora trama, las cloacas se
van destapando y la peor versión del ser humano sale a relucir con todas
sus crueles consecuencias. Ante esto, resultará evidente que la cobardía y
la indiferencia no pueden ser opciones en un mundo que reclama el heroísmo
y sacrificio de todos los integrantes de la sociedad.

En definitiva, Mindhunter nos quita la venda de los ojos y deja
grandes problemas culturales y familiares al descubierto, siguiendo a la
distancia el discurso de series como Mad Men, Breaking Bad, In Treatment, Shameless y Dexter, en las
que se destaca –comenta Paolo Braga– la figura del padre de familia como el antihéroe, aunque en este caso se exalta su ausencia en
el entorno familiar. Asimismo, la serie se encarga (con un enfoque
científico) de hacer patente un principio que hasta la fecha sigue
esperando ser retomado con más profundidad: la vida de los hijos importa.

Advertencia:
la serie presenta varias escenas sexuales explícitas, desnudez y
cierto lenguaje altisonante.

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