Norberto González Gaitano e José María La Porte (ed).Famiglia e media. Associazioni familiari e comunicazione. Edusc, Roma 2011, 13,50
Euro.

Ha aparecido, a final del año pasado, el segundo volumen de la colección Familia y medios de comunicación, de la cantera del proyecto de
investigación Famiglia e media, iniciativa internacional llevada
adelante por diversos departamentos de universidades de Italia, Suiza,
España, Argentina y Chile.

El cuerpo de este segundo volumen de la colección Familia y medios de comunicación lo constituye, sin duda, el
detallado estudio en profundidad sobre la comunicación de las asociaciones
de familia en Italia. La investigación la han llevado a cabo los profesores
José María la Porte (Universidad Pontificia de la Santa Cruz de Roma) y
Silvia de Ascaniis (Universidad de la Suiza Italiana de Lugano)

El capítulo primero presenta los resultados de este estudio, comisionado
por el Forum delle associazioni familiari al equipo de
investigación de Famiglia e media y efectuado entre junio del 2008
y junio del 2010, a partir de una muestra representativa de 31 asociaciones
de las que integran el Forum. Se discuten los resultados y se formulan
recomendaciones para mejorar la eficacia de la acción pública de estas
asociaciones.

El objetivo macroscópico de la investigación, estudiar la imagen que la
familia quiere ofrecer de sí misma en alternativa a la imagen propuesta por
el mainstream cultural, en particular aquél que representan
algunos medios de comunicación dominantes en la esfera pública, se ha
declinado a través de objetivos intermedios. Primariamente ( objetivo descriptivo), la investigación buscaba dibujar un mapa de
las asociaciones de familia italianas a nivel nacional, en modo de obtener
en una instantánea un panorama de su presencia en el territorio, sus
actividades y el alcance de este fenómeno asociativo en Italia. El objetivo estratégico, en cambio, apuntaba a individuar y analizar
las estrategias de comunicación de las asociaciones para poder elaborar una
propuesta o sugerir cómo mejorar la eficacia de su intervención en la
sociedad. Al objetivo estratégico acompañaba un objetivo implícito que
apuntaba a sensibilizar las mismas asociaciones sobre la importancia de
tener un plan estructurado de comunicación. Los autores tenían la sospecha,
confirmada después por la investigación, que pocas asociaciones
fundamentasen su acción de promoción en una estrategia de comunicación, y
que la organización y comunicación dirigida a sus asociados respondiese a
canales informales y no estructurados o planificados. Las preguntas del
extenso cuestionario, y una entrevista intensiva, con los dirigentes de
esas asociaciones buscaba pues hacer conscientes a los entrevistados de la
necesidad de diseñar estrategias de comunicación externa e interna para sus
organizaciones.

El segundo capítulo recoge, actualizado y para un público de lengua
italiana, el texto de la conferencia Familia y medios de comunicación social dictada
en el VI Encuentro Mundial de las Familias de México DF el 15 de enero de
2009 por Norberto González Gaitano.

Conferencia que ha tenido un cierto eco en la prensa, especialmente de
lengua española. El texto mantiene el tono de la conferencia oral y
aporta datos actualizados.

El siguiente estudio, de Teresa Téramo, profesora de la Universidad
Católica de Argentina (UCA), tiene dos objetivos: mostrar la imagen de
familia –y de mujer colateralmente- que presenta la televisión argentina en
el horario principal o prime time y presentar una metodología de
análisis destinada no sólo a describir sino también a cuantificar las
valoraciones positivas y negativas en torno a la representación de la
familia y de los vínculos familiares que nos ofrece la televisión.

Son cada vez más numerosos, por fortuna, los estudios sobre la
representación de la familia en la televisión. La originalidad de la
aportación del estudio de la autora se encuentra en su novedad
metodológica, y esta novedad se manifiesta en dos dimensiones: las unidades
de análisis y el contenido de lo analizado.

Téramo usa la escena como unidad de análisis, porque, como bien
argumenta, “esta resulta ser la unidad mínima de sentido en el discurso
audiovisual, al igual que la oración es la mínima unidad con sentido en los
textos verbales. Cada escena está integrada por una unidad de tiempo, de
lugar y de acción. Varía la escena cuando cambian los personajes, el
tiempo, el lugar, la acción o el narrador, es decir alguno de sus cinco
elementos constitutivos. De esta manera un capítulo de un programa puede
dividirse en escenas. Recordemos también que ésta es la unidad de división
de los guiones”.

En cuanto a los contenidos analizados o campos de análisis contemplados en
el estudio, son en primer lugar las relaciones familiares
representadas, los temas expuestos en sus dos dimensiones: sustancialmente
(qué) y expresivamente (cómo) y los actores de los
relatos (quiénes son y cuáles son sus móviles, sus
porqués). Es decir, las pasiones que mueven a los actores del
relato, sus características personales y la información relativa a las
acciones que realizan y el grado de protagonismo que detentan.

No es difícil adivinar por lo dicho que los presupuestos teóricos del
estudio de Téramo descansan en la Poética aritotélica. La fición –nos
recuerda la autora- es representación de acciones humanas, mimesis
. Y, en consecuencia, dos son sus funciones: desvelar verdades (hacer
conocer) y obrar en nosotros una suerte de alivio interior por la
satisfacción de una necesidad moral (operar la catarsis). La
ficción es una forma de conocimiento. Por ello, “la ficción es un tipo de
realidad –antes de ser ficción es-, que encierra moralidad”.

Como bien ha insistido repetidamente García-Noblejas: «lo percibido en las
películas y programas de televisión puede ser vitalmente comprendido como
representación de acciones y hábitos humanos, con su cortejo de
sentimientos. O lo que viene a ser igual, tiene sentido para la vida de los
espectadores, al apreciarlos -en términos generales- como muestra de
valores conscientes o inconscientes, de virtudes y vicios”. El corolario de
este capítulo es evidente: a través de las ficciones populares se educan o
deseducan los espectadores.

El capítulo de Luciano Elizalde, miembro del Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas de la Argentina (CONICET) y profesor
de la Universidad Austral es de corte sociológico.

Su contribución en este volumen sintetiza algunas investigaciones suyas
precedentes orientadas a “conocer más acerca de la evo­lu­ción que el
pa­pel de la familia ha soportado y pro­ta­go­ni­za­do en el proceso de
exposición, uso, con­­sumo y recepción que los niños hacen de la
te­le­visión en el contexto de la sociedad ar­gen­­tina. De acuer­do con
los supuestos teoréticos de este estudio, no sería posible com­pren­der
cómo y de qué ma­­nera la te­le­vi­sión afecta a la vida infantil si no se
observa y es­tu­dia el con­sumo y recepción te­le­vi­siva dentro del
proceso histórico de de­sa­rro­llo y de evolución, tan­to de la familia
como de la te­le­vi­sión, definidas ambas como instituciones so­ciales”.

La te­le­­vi­sión y sus efectos en la familia, nos recuerda certeramente el
autor, no han sido los mismos a lo lar­go de la historia de la re­la­ción
entre familia y te­­le­vi­sión: “Esto sucede, en primer lugar, porque no es
posible encontrar una sola familia ni una sola televisión
a lo largo de los últimos sesenta años. Al con­tra­rio, la “figuración” o
la organi­zación social tanto de la televisión co­mo de la familia fue
modificándose, entre otros mo­tivos, por el efecto del cam­bio generado de
la relación entre ambas instituciones. Lo que no sig­­nifica, sin embargo,
que la relación en­tre televisión y familia haya sido la única fuente de
trans­­for­ma­ciones de estas instituciones. Hay factores exógenos que
modifican sus patrones de com­­por­ta­miento, sus decisiones y los
pro­­­ce­sos de cognición y de comunicación que emplean”.

A partir de las historias de vida que recogen los procesos de recepción de
la televisión de jóvenes entre 18 y 25 años y de los relatos de los
“his­toriados pro­fe­sio­nales” (periodistas, historiadores, so­ció­logos,
politólogos, eco­no­mis­tas, etcé­tera), que permite conocer la evolución
del contexto histórico general del país y del medio televisión
específicamente (como industria cultural), Elizalde nos ofrece un cuadro
riguroso y circunstanciado de las etapas de la televisión en relación con
la familia argentina, que, salvadas las diferencias históricas, coincide
sustancialmente con los hallazgos de estudios similares en otros países
occidentales, como por ejemplo los efectuados por Casetti y Aroldi en
Italia.

Elizalde nos presenta los resultados de esas investigaciones sobre las
relaciones familia-televisión en el marco de “una teoría de la recepción
como proceso de distanciamento”, como él la llama.

El quinto y último capítulo, de Alfredo García Luarte, docente de
Periodismo en la Universidad Católica de la Santísima Concepción
(Chile) y periodista, estudia la representación periodística de la familia
chilena en las noticias de los dos diarios de mayor difusión e influencia
de ese país, El Mercurio y La Tercera.

Como dice su autor, “explícita o implícitamente, los textos periodísticos
son encuadrados bajo un determinado argumento a partir del cual estructuran
su información, transmitiendo ideas y conceptos de diversa índole a los
receptores, quienes muchas veces no son conscientes de ello”.

Utilizando una metodología de trabajo inductivo-deductiva, Alfredo García
rastrea los valores antropológicos presentes en los textos periodísticos
relativos a la familia y a las relaciones que de ella se desprenden, a
partir de los encuadramientos o frames, que son explícitos en la
organización narrativa de la noticia y que responden a prácticas
periodísticas convencionales. En un segundo paso identifica los argumentos
o lugares comunes (topoi) que subyacen en los textos periodísticos
y que dicen relación a los radicales de la sociabilidad o virtudes
sociales.

El mérito del trabajo de Alfredo García ha sido el de validar en los textos
noticiosos, por vez primera, la metodología de análisis che propone el
proyecto de investigación Famiglia e media.

Con Montagu, se puede recordar que «los hombres y las sociedades se han
hecho de acuerdo con la imagen que tenían de sí mismos, y han cambiado
conforme a la imagen por ellos mismos desarrollada”. Sin duda este libro
inspirará a quienes, habiendo recibido la herencia de una imagen mejor de
lo que es la familia, luchan por proponer y encarnar ese modelo en la
cultura actual para bien de la sociedad.

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