Leer o contar historias a los niños es una costumbre muy difundida entre
muchas familias.

A veces, se convierte en un auténtico ritual entre madres/padres e hijos.
En ciertos casos ni siquiera puedes imaginar ir a dormir sin hacerlo.

Los niños aman escuchar cuentos, porque les implican emotivamente,
estimulan su fantasía y al mismo tiempo les ayudan a comprender y situar la
realidad que les rodea.

Además, el cuento es un instrumento educativo preciosísimo: el niño, que se
identifica con los personajes, se compara con ellos, le lleva a preguntarse
si es o no adecuado hacer frente a las problemáticas concretas y aprender
cuáles son las consecuencias de determinadas acciones.

Pero no todos saben que los recién nacidos también pueden beneficiarse de la lectura…

Nunca es demasiado pronto para empezar…

A partir de los seis meses, el recién nacido es capaz de escuchar un
cuento, incluso sin comprenderlo, obviamente. Desde pequeñísimo, sin embargo,
percibe la diferencia entre un diálogo y una narración y es muy propenso a
dejarse entretener por esta última.

La lectura precoz es aconsejada no solo porque es apreciada por el niño,
sino también porque le ayuda a desarrollar sus capacidades emotivas y
relacionales.

Además, una


investigación conducida por Suzanne M. Egan y Aisling Murray

del Instituto de investigación económica y social irlandesa, demostró que
leer a los recién nacidos ayuda a mejorar también el desarrollo cognitivo
ya en los primeros meses de vida. Según el estudio, los niños de 9 meses a
los cuales se les leen fábulas o cuentos obtienen puntuaciones más altas en
los test de desarrollo cognitivo. En resumen, si pensamos que la lectura
sea una sana costumbre para los jóvenes, ¡tengamos en cuenta que cuanto
antes empecemos a hacerles apasionarse, mejor es!


Si la lectura de un padre es percibida como un acto de amor

Otro motivo por el cual se defiende la lectura en la tierna edad es que la
relación adulto-niño es reforzada de esta manera.

El niño percibe la lectura de parte del padre o la madre como un gesto de
amor. El momento de la lectura, si se repite con constancia, quizá en un
mismo horario o en el mismo lugar, se convierte en un ritual importante, un
momento especial en el arco de la jornada.



Leer en voz alta a los niños: una actividad que fortalece la
confianza

Como recuerda la doctora


Rossella Benedicente, psicóloga-psicoterapeuta-sexóloga

, a través de la lectura, “adulto y niño entran en sintonía recíproca en
una comunicación intensa y agradable hecha de emociones, complicidad y
confianza que fortalece su unión afectiva. Desde el punto de vista emotivo
permite explorar sus emociones más íntimas en compañía de los adultos que
pueden entretenerlo, tranquilizarlo, darle explicaciones”.

En consecuencia, el niño quizá demasiado pequeño para entender la historia,
no es demasiado pequeño para apreciar las atenciones que recibe.

Por eso, aunque pueda parecer poco sensato leer un cuento a alguien que no
comprende lo que decimos, pensemos que sin embargo es mucho más importante
para nuestros niños de lo que podamos imaginar… y, por qué no, es
importante para nosotros, para desconectar de la rutina y sumergirnos, al
menos por un poco, en mundos fantásticos, donde no hay lugar para nuestros
problemas…

Y vosotros lectores, ¿tenéis experiencias en este campo? ¿Tenéis costumbre
de contar historias a vuestros niños? ¿Cómo vivís vuestro “momentos de la
lectura”?

Si queréis, escribidlo en los comentarios.

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