La soledad puede ser considerada una enfermedad, una enfermedad del
espíritu, cuando no llega a tocar incluso la mente y el cuerpo. La soledad
es, de hecho, una de las causas principales de depresión.

Quien más sufre la soledad son los ancianos: la falta de salud y de energía
puede llevarles a vivir relegados a los márgenes de una sociedad que a
menudo corre demasiado veloz para ellos y que se olvida cuánto ellos
podrían ofrecer todavía.

Además, hay ancianos que no aceptan vivir aparte y que, no obstante el
vigor y el entusiasmo de la juventud hayan disminuido, tratan de estar “al
paso de los tiempos”.

Lo demuestra por ejemplo el hecho de que muchos de ellos se han abierto con
entusiasmo a un instrumento innovador como Internet, que ciertamente no formaba parte de su paisaje escolar.

He aquí algunos datos…



Ancianos e internet: estar conectados es posible a todas las edades

Si es verdad que todavía hoy la distancia entre jóvenes y ancianos sobre el
uso de internet permanece, es verdad que también que la brecha va
disminuyendo cada año.

En Italia, por ejemplo, como revela el duodécimo Informe Censis-Ucsi sobre
la comunicación – publicado en marzo de 2015 –

hay un incremento constante en el uso de internet y redes sociales en
la franja de edad comprendida entre los 55 y los 74 años.

Hoy en Italia hay

35 millones de usuarios que navegan por internet, el 50% de los
italianos tienen una cuenta en facebook y de estos el 11% está formado
por ancianos.

La Asociación italiana de psicogeriatría (Aip) estima que cerca de un
millón y medio de ancianos usa facebook para estar en contacto con los
familiares y amigos y que, gracias a los estímulos de la red, tienen menos
problemas de memoria y mantienen el cerebro más joven (Se puede leer sobre
esto



Boom di anziani sui social: ecco perché fa bene).


Esta tendencia se confirma también con los datos de Estados Unidos, donde el ascenso de los ancianos en la web es
aún más consistente:

el 43% de las personas con más de 65 años usa las redes sociales,

cuando en el 2006 solo lo hacían apenas el 1%.



¿Cuáles son los principales motivos por los que los ancianos se han
abierto a las redes sociales?

Un


estudio

conducido por dos investigadores de la Pennsylvania State University nos
desvela cuáles son los principales motivos por los que en América los
ancianos han desembarcado en masa en las redes sociales y serían:


  • la necesidad de mantener íntegras las pre-existentes relaciones
    sociales;
  • la voluntad de «construir» nuevas relaciones
    (incluso virtuales);

  • la curiosidad y el deseo de «seguir» los recorridos de crecimiento
    de los hijos y nietos.

Todo esto les ayuda a estar bien.

Para evidenciar cómo las redes sociales favorezcan la salud de los anciano
hay otro estudio, conducido por Sheila Cotten de la Michigan State
University y publicado en el Journal of Gerontology donde se
muestra la correlación entre el uso de internet para socializar y la menor
probabilidad de enfermar de depresión: los ancianos que usan las redes
sociales tienen el 30% menos de probabilidad de caer en depresión respecto
a quien no la usa (Léase


Anziani e Social: un connubio da incentivare

).

Ciertamente hay riesgos -la presencia de ancianos en la red hace aumentar
las estafas, por ejemplo, como se lee en el primer artículo citado-, pero
los datos de conjunto son muy positivos pues nos confirman que, también
para los ancianos, la vida es más bonita si se comparte y que, tomado en la
dosis adecuada, internet puede ser de mucha ayuda para seguir activos y sentirnos menos solos.

Comunicar: una necesidad innata en el ser humano

Pueden parecernos datos sorprendentes, pero quizá no lo son tanto, si se
considera que comunicar y tener amigos son necesidades innatas en el ser
humano.

Somos naturalmente sociales y, como decía Aristóteles, “los amigos son
necesarios en la prosperidad como en la necesidad, en la juventud como en
la vejez, en la vida privada como en la vida pública. Los amigos son el más
grande de los bienes externos, nadie elegiría vivir sin amigos, aunque se
poseyeran todos los demás bienes”.

El anciano, como el joven y el niño, tiene por tanto necesidad de
permanecer en contacto con otras personas, compartir la propia vida, los
propios intereses, los propios miedos.

¿Y por qué no hacerlo a través de internet?

El sociólogo Marshall McLuhan sostenía que cada medio de comunicación es
una extensión de nuestro sistema físico y nervioso y amplifica nuestras
potencialidades intelectuales, sensoriales, cognitivas y nos ayuda a
desarrollar nuestra sociabilidad.

Y en los últimos decenios el instrumento que más que cualquier otro
podremos considerar “una extensión de nosotros mismos” – porque nos permite
comunicar y permanecer siempre conectados con los otros – es sin duda
internet.

Parece que también muchos ancianos lo han entendido…

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