Aunque la familia es el tema de muchos telefilmes o series famosas, nunca
–o casi nunca- cuentan con exhaustividad y verosimilitud qué significa
realmente “ser una familia”. Para hacer agradables y divertidos los
capítulos, se omiten, por ejemplo, todas las dificultades y cuestiones
prácticas que van intrínsecamente unidas a la condición de padres.

Quien no tenga idea de qué significa vivir peleando constantemente con unos
niños, nunca podrá hacerse una idea a través de la tele del trabajo que
supone criar a los hijos.

Por ejemplo, a una mamá que batalle ella sola con tres niños pequeños,
especialmente si uno tiene menos de un año, le resultará difícil incluso
encontrar tiempo para beberse un vaso de agua sin que la interrumpan al
menos tres veces. Sin embargo, esto ni siquiera se menciona en muchas
series de televisión que hablan de la familia.


“According to Jim” y las distorsiones sobre la vida doméstica

Pongamos un ejemplo: According to Jim, un telefilme estadounidense
producido del 2001 al 2009 y exportado a diversos países, entre ellos
Italia. Los protagonistas son dos padres con tres hijos, uno de ellos de
pocos meses. El hombre es arquitecto, ella ama de casa. Esta serie relata
su vida familiar, pero sin mostrar que cuando dos personas tienen hijos
todo gira en torno a ellos.

En la serie According to Jim, las hijas mayores aparecen para que
las situaciones resulten divertidas, pero nunca suponen una carga para la
madre –con tiempo para hacer lo que quiere cuando quiere-. El niño pequeño
no aparece casi nunca (se le ve en poquísimos capítulos). Cuando sale, está
allí, buenecito, en el corralito, jugando, sin llorar ni chillar para que
le hagan caso.

Los episodios se centran sobre todo en la relación entre marido y mujer; el
cuidado de los hijos, en cambio, aparece sólo como telón de fondo: a pesar
de que los guionistas insisten mucho en que Cheryl –la protagonista- asume
todo el peso de la familia y de la vida doméstica, de hecho, el sacrificio
que supone para la mujer, sobre todo atender al hijo pequeño, no se muestra
en absoluto.

Nunca se ve a mamá peleando con el recién nacido que no duerme, que
necesita 40 minutos para terminar un plato de sopa, que llora sin descanso
por un motivo desconocido.

¿Resultado? Una serie de televisión que tendría el potencial de animar a
las madres que al final del día terminan agotadas, resulta mentirosa y
carece de credibilidad.

Ser padres: tarea difícil por antonomasia

Ser padres es cansado, física y mentalmente. Especialmente durante los
primeros meses de vida de un niño, el cansancio es una constante de papá y
mamá: no sólo si no logran dormir de noche (esto también pasa, y entonces
algunas jornadas son posibles guiones para una película de horror), incluso
en condiciones «normales» un niño chupa muchísimas energías.

Caracterizado por un natural egocentrismo, el recién nacido llama
continuamente la atención sobre sus necesidades: ser nutrido, vestido,
limpiado, atendido, guiado en sus primeros movimientos. El niño no concede
pausas y no admite retrasos…; no se apiada de los estados de ánimo de los
adultos, no entiende de contextos y cansancios. Lo único que se puede hacer
para descansar es delegar la atención del recién nacido durante algunas
horas en otra persona. Un ama de casa sin ayudas externas vive en función
de sus hijos y aprende muy pronto que pocas cosas en el mundo cansan tanto
como cuidar todo el día a un ser humano que no es autónomo.

Escribir una comedia no exige ocultar la verdad

Una comedia, ciertamente, no es un documental. No se puede pretender que
una serie televisiva, cuyo objetivo es entretener al público, se centre de
forma exhaustiva en problemáticas serias. Ciertamente, es posible explotar
las cuestiones vinculadas a criar hijos para montar una comedia: en lugar
de prescindir de ellas, se podrían utilizar para relatar anécdotas y
situaciones que hagan sonreír.

De este modo, además de divertir a los espectadores, se podría generar un
clima de simpatía hacia esas mujeres por el trabajo diario, exhaustas a
menudo y que, quizá, también se sienten un poco solas con sus pequeños
grandes dramas.

Si el cine y la tv, como las representaciones teatrales en las
civilizaciones del pasado, tienen una función catártica, ¿por qué no
aprovechar el poder de la catarsis para animar a las mujeres estresadas en
sus batallas con biberones, pañales y caprichos de todo tipo? ¿Por qué una
película que habla de una familia con tres hijos tiene que pasar de
puntillas por encima de los aspectos duros de la vida doméstica?

Contar en serio la vida de una familia, con todo lo que comporta, puede ser
mucho más divertido de lo que uno puede imaginarse…

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