La nueva película de Alessandro Genovés “Ya puedes besar al novio”, adaptación
cinematográfica del musical internacional My Big Gay Spanish Wedding, se estrenó en Italia el 1 de marzo sin
pena ni gloria, aunque tuvo un cierto número de espectadores, seguramente
menos de lo esperado. Posee ingredientes «externos» para lograr el éxito de
público. Empezando por los actores y la excelente ambientación –un pequeño
pueblo encantador-, y sobre todo, la historia principal, que aborda una
cuestión de la que se ha discutido mucho: el matrimonio entre parejas del
mismo sexo. Además está la amistad, la religión, el discurso moda-trendy, y
no faltan obsesiones y fobias. En definitiva, hay temas para todos los
gustos: gordos/delgados, rubia/morena, norte/sur, progresista/conservador,
ciudad/provincia.

Lo que

falta es una reflexión sobre las distintos cuestiones en juego

, que terminan por estar solo insinuados, y desde un punto de vista unilateral. Una comedia ligera.
¿Divertida? Una película contra los prejuicios, según los actores y gran
parte de la crítica, pero con muchísimos lugares comunes.
Los protagonistas, Antonio (Cristiano Caccamo) y Pablo (Salvador Esposito,
el intérprete de Genny en la película Gomorra), son dos jóvenes
italianos que se trasladan a vivir a Berlín en busca del éxito. Tienen una
relación estable y deciden casarse en Italia, para vivir este momento con
la familia y los amigos. Pero los padres de Antonio no saben nada, porque
éste nunca consiguió hablar con ellos de su elección vital. Por eso van a
Civita di Bagnoregio, un pueblo de la provincia de Viterbo, donde Antonio
nació y donde viven sus padres: Roberto (el actor Diego Abatantuono),
alcalde del lugar, de opiniones políticas avanzadas, pero anclado a
“viejos” principios en temas de familia; y Anna, (la actriz Monica
Guerritore), la dama de hierro, “abierta” y moderna, dispuesta a todo con
tal de organizar la boda de su hijo.

Todo está

pensado para que choque la mentalidad moderna, progresista y adaptada a
los tiempos, contra lo que es presentado como un tipo de mentalidad
burguesa

, vinculada a tradiciones conservadoras y valores trasnochados. Este modelo
está encarnado por el padre, Roberto, que inicialmente se opone a la boda,
y que por eso es expulsado de casa por su mujer, que le echa en cara haber
ganado las elecciones gracias a sus ideas progresistas. Un alcalde
dispuesto a acoger a los refugiados, pero que luego se opone a lo que “hace
todo el mundo”, pues en Italia, como en muchos otros países, la ley permite
celebrar un matrimonio entre personas del mismo sexo. Para resolver el conflicto aparece un fraile franciscano,
Francesco, interpretado por Antonio Catania,

que, en nombre del verdadero amor, se declara dispuesto a celebrar el
matrimonio, pero en una iglesia sin culto

. ¿Qué pasa finalmente? No se entiende muy bien, pues acaba en música, o
mejor, en musical: todos bailan, cantan, una danza de notas musicales y
colores que envuelve a los protagonistas, quienes, superado cualquier
conflicto, están dispuestos a celebrar la unión entre Antonio y Roberto.

¿Y vivieron felices y contentos?

Todo se dispone para que el público lo piense
. El sistema utilizado es más bien simple, a veces incluso trivial, la
representación de las categorías se confía a tópicos plausibles. El padre
macho que detesta a los homosexuales; la amiga trendy que sigue la
moda, en la forma de vestir y en el modo de hacer; la mamá del Sur, de
Nápoles, que no quiere saber nada de un hijo gay; el padre franciscano para
quien “el amor triunfa”, y eso basta. ¿Pero realmente la realidad es así? Esto es lo que vemos
en el escenario diseñado por el director y el guionista Giovanni Bognetti.
Se podría decir que sí, que es una representación de la realidad. Sí, de
acuerdo… o quizás no, porque el número de cuantos pueden contratar a Enzo
Miccio, el archiconocido wedding planner italiano, para que planee
su boda es algo que está por ver…

Como tampoco está nada claro

cuántos comparten realmente las palabras del sacerdote en la iglesia,
el día de Pascua, cuando habla de la resurrección y de la necesidad de
cambiar, de abrirse a los demás.

El personaje pronuncia frases que parecen inspiradas por milenios de
retórica barata, más que por la real conciencia del propio estado. Es sólo una representación parcial de la realidad,, y ni
siquiera sabemos hasta qué punto está lograda. El film gira en torno a un tema importante, teniendo en
cuenta también la atención mediática que ha acompañado al lanzamiento de la
película, sobre todo en los ambientes LGBT; pero ¿ha conseguido hacer pensar? Se podría objetar,
incluso antes de responder a esta pregunta, que no era esa la intención. Y
entonces, se podría subrayar que ésta es precisamente la cuestión. En Ya puedes besar al novio”,

si hay algo que funciona perfectamente es el efecto framing

, que se obtiene

cuando se defiende, por así decirlo, una determinada visión e
interpretación de la realidad, a costa de las demás posibles, hasta
llegar a una verdadera manipulación

. No estamos ante un caso de este tipo, la película no es tan pretenciosa.
Pero sí se busca el consenso, intenta obtenerlo, inducirlo
, porque Antonio es simpático y el otro, Pablo, es un buen chico, y la mamá
es una persona resuelta que se hace valer, y además incluso el cura está de
acuerdo; y todo es tan romántico, y tan bonito, lleno de colorido, à la page. Este es un espejo que refleja la imagen de los
matrimonios entre personas del mismo sexo, que podría mirarse también en
otro espejo, para situarla en otro marco y resaltarla de forma quizás
totalmente diversa. El modo en que se presenta la realidad influye en su
interpretación. No se trata sólo de determinar cuál es la correcta y, por
lo tanto, la errónea, sino aprender a reconocer lo que sirve de guarnición,
para llegar así a la imagen real.


Si la boda se convierte en una cosa más importante que el amor

“Ya puedes besar al novio”
relata una historia, que además

es una historia de amor, y sin embargo, al final, en resumidas cuentas,
ésta parece quedarse en

un segundo plano
. Se intuye en el tráiler, aparece bastante claro en las primeras escenas
del film, pero luego el

mecanismo de storytelling está montado de manera que lo que
prevalece es la boda en sí misma.

Antonio y Pablo se tienen que casar porque “lo prevé la ley”, porque mamá
siempre ha soñado con la boda de su hijo, y casi no importa con quién se
case, con tal de que haya boda, y ella pueda finalmente ser la artífice del
gran acontecimiento. El film, más que hablar de las uniones civiles, como
podría desprenderse de las críticas y de las palabras de los protagonistas,
actores y director incluidos,

presenta la boda entre personas del mismo sexo como una conquista de la
civilización

. La historia se narra de modo que surja el consenso; la representación
opera por aproximaciones sucesivas, hacia la resolución de los diferentes
problemas, hasta la apoteosis del gran final. Ciertamente no se trata de un
final sorprendente. Sorprende quizás la intempestiva exaltación en género
musical, pero el director ha declarado que no renunció al menos a una
escena así, ya que su primera intención era dirigir un verdadero y propio
musical sobre el tema, inspirado, como hemos dicho al principio, en My Big Gay Spanish Wedding de Broadway.

El mecanismo narrativo se apoya más que en el relato, en la interpretación.

En el fondo, al fin, no se advierte si los dos jóvenes consiguen
intercambiar sus promesas de amor

. Aparecen literalmente arrastrados por una alegre muchedumbre, en un
desbordamiento de música y de colores. El primer plano corresponde a la
gente que baila, ríe y goza, porque se ha conseguido realizar lo que todos
hacen.

La multitud acaba robando el protagonismo a las personas, los rasgos de
cada uno se pierden en la masa

. Y en el estruendo general, resulta complicado detenerse a pensar qué es
lo que realmente ha sucedido.

Nota:

Ya puedes besar al novio
ocupa el puesto 54 en la clasificación de la taquilla, por detrás de otros
filmes italianos de esta temporada como:

Come un gatto in tangenziale, A casa tutti bene, Benedetta follia,
Poveri ma richissimi, Napoli velata, The place, La ragazza nella
nebbia, Il vegetale, Natale da chef, Smetto quando voglio, Metti la
nonna in freezer, Sono tornato.

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