El hecho de vivir hiperconectados es ya una realidad inevitable. Si
pensamos en los jóvenes de entre 16 y 34 años, nos es difícil imaginarlos
no conectados a Internet las 24 horas del día. Y las investigaciones no
hacen más que confirmar estas percepciones.

Por un lado, observamos la creciente demanda de información y
entretenimiento por parte de las personas más activas y dinámicas de la
sociedad; por otro lado, constatamos que los nuevos medios de comunicación
son omnipresentes en nuestra vida diaria, más allá de toda medida.

¿Cómo utilizamos los smartphones en nuestro tiempo libre?

Si hasta hace unos años, al ir de vacaciones a la playa solíamos dejar el
móvil en la habitación porque «se podía estropear en la arena y el agua»,
con el tiempo el smartphone bajo la sombrilla de la playa ha legado a ser
tan imprescindible como el bronceador y las gafas de sol.

Y este es sólo un ejemplo de cómo nuestro tiempo de ocio ya no es
concebible sin un teléfono móvil en nuestras manos.

A menudo se piensa que son sobre todo los más jóvenes quienes tienen
dificultades para separarse de sus pantallas. Sin embargo, algunas
investigaciones muestran la brecha existente entre las personas de 20/30
años y las de 40 con respecto a la voluntad de abandonar sus teléfonos en
su tiempo libre. Resulta paradójico que a quienes han tenido el teléfono a
una edad más avanzada de su vida les cueste más desprenderse de él. ¿Por
qué estamos tan absorbidos por nuestros smartphones? Se identifican al
menos tres elementos:

1. Su presencia ubiquitaria (y bulímica): el smartphone está siempre con
nosotros, siempre al alcance de la mano, pequeño, de bolsillo, fácil de
consultar en cualquier lugar.

2. Su facilidad de uso: No hace falta «estudiar» mucho para saber utilizar
un teléfono móvil, es una herramienta al alcance de todos.

3. El carácter imprevisible con el que funciona el mecanismo de las
notificaciones: si no apagamos y silenciamos nuestro teléfono móvil, somos
alcanzables por notificaciones, mensajes, entradas en cualquier momento del
día o de la noche.


Cómo afecta el smartphone a nuestra forma de pasar el tiempo en familia

Según algunos operadores turísticos, que se ganan la vida organizando el
ocio de amigos, parejas y familias, los cambios más notables de las últimas
décadas se han producido en la mesa. Como se recoge en el artículo

Smartwork e vacanze: come ci comportiamo?,

Darío, un animador turístico, por ejemplo, dice: «Veo a las familias sin
hablarse, todos pegados a sus teléfonos, cada uno con sus propias
aplicaciones. Por mi parte, en la sesión informativa al inicio del periodo,
siempre pido a los invitados que no utilicen sus teléfonos móviles en la
mesa, porque creo que es un momento importante para estar juntos. Hasta
hace unos años, en los comedores se veían bebés llorando y bocadillos
volando, ahora se ven cabezas inclinadas sobre las pantallas. Veo a bebés
de 24 meses viendo vídeos de YouTube, ¡incluso antes de que puedan
hablar!».


Estimular la actividad física y la interacción social en los jóvenes

Los animadores también observan que el comportamiento ha cambiado en el
grupo de edad de 12 a 18 años, el llamado «Club Junior». «Desde 2010/2011
he notado un cambio radical», explica Darío refiriéndose a su propia
experiencia, «antes eran niños incansables que jugaban todo el tiempo,
ahora conseguir que jueguen un partido de vóley playa ya es un éxito. Veo
niños cansados y con poca energía, hay un problema relacionado con el
sedentarismo. En nuestro trabajo intentamos proponer actividades nuevas y
estimulantes: una de ellas, por ejemplo, es «Animador por un día», en la
que el niño trabaja desde la mañana hasta la noche con nuestro personal,
asumiéndose responsabilidades».

Crear zonas francas

Una vez rescatadas horas sin uso del móvil – horas que deben aumentar
paulatinamente-, el segundo paso en el camino de desintoxicación digital es
establecer zonas libres. Es decir, contextos especiales en las que evitemos
usar smartphones o dispositivos móviles en la medida de lo posible. Por
ejemplo, durante las salidas con la propia pareja o las veladas con amigos.
Pero también mientras jugamos con nuestros hijos o visitamos a nuestros
familiares. Puede parecer trivial, pero si somos adictos a las
notificaciones, los mensajes y los correos electrónicos, no será fácil al
principio. Podemos servirnos de pequeños trucos para evitar mirar
constantemente la pantalla del smartphone. Por ejemplo, llevar un reloj de
pulsera para no tener que mirar la hora en la pantalla del teléfono.

¿Podemos utilizar las técnicas de desintoxicación digital también en el
trabajo? La respuesta es sí. Por supuesto, todo depende de cómo nos
organizemos. Para evitar las interrupciones de los intermitentes correos
electrónicos, basta elegir tiempos a intervalos regulares en los que
revisemos nuestra bandeja de entrada. Así, durante el resto del día
silenciamos el servicio y continuamos nuestras operaciones sin
interrupción. Además, tratemos de evitar leer los correos electrónicos,
responder a las llamadas o de conectarnos a los dispositivos electrónicos
una vez terminada la “jornada laboral”.

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