Instagram es dañino para las adolescentes. Lo dice Facebook
“Instagram es dañino para los adolescentes, especialmente para las chicas”.
No se trata
de la opinión de un grupo de padres aprensivos, quizá incluso un poco
“anticuados”,
sino de un estudio interno realizado por Facebook -el propietario de
Instagram-, que ha
permanecido en secreto hasta hace unos meses. Hasta que una antigua
empleada, una
ingeniero de software encargada del análisis de datos, sacó a la luz los
datos recogidos
en dos años de investigaciones en Estados Unidos y otros países, incluida
Europa.
Lo que la investigación encontró
El estudio fue realizado por la empresa para entender mejor el uso de
Instagram por
parte de los más jóvenes, para saber si afecta – y cómo, en su caso- a la
salud de sus
usuarios más jóvenes. Los resultados, publicados el 14 de septiembre de
2021 en
The
Wall Street Journal,
dibujan una imagen clara de la situación: Instagram agrava los
problemas relacionados con la percepción del propio aspecto físico (como
los
trastornos alimentarios) en uno de cada tres adolescentes. El estudio
también muestra
que los adolescentes culpan a Instagram del aumento de los estados de
ansiedad y
depresión. La exposición a imágenes que exaltan cuerpos perfectos,
tonificados y
supercuidados, que reciben miles de comentarios positivos, y, por otro
lado, los
comentarios negativos que se pueden recibir por una imagen que no se
corresponde con
los cánones y modelos impuestos por los estereotipos de belleza difundidos
por los
distintos influencers, provocaría considerables problemas emocionales y
psicológicos a
los jóvenes, que cada vez utilizan más la red social. Entre las chicas que
dijeron haber
tenido pensamientos suicidas, el 6% de las jóvenes estadounidenses, y el
13% de las del
Reino Unido, lo relacionaron con Instagram.
Reacciones a la investigación
La investigación fue difundida por Frances Haugen, una ex manager que
inicialmente
prefirió el anonimato, pero luego reveló su identidad en un programa de CBS
News.
Después, también ha sido escuchada por el subcomité del Congreso
estadounidense
sobre seguridad on line , que se ocupa del caso.
La cuestión ha provocado muchas reacciones y se ha convertido -en Estados
Unidos- en
un auténtico caso político, mientras que en el resto del mundo ha reavivado
la atención
sobre los daños a los que se pueden exponer los usuarios jóvenes y muy
jóvenes que
frecuentan las redes sociales de modo asiduo.
Los documentos internos de Facebook publicados por Haugen revelan que el
gigante de
las redes sociales conocía los peligros, pero hizo muy poco para abordar
los problemas e
intentar limitar los daños.
Los documentos -siempre según Haugen- muestran también los mecanismos
utilizados
para optimizar el algoritmo y «empujar» los contenidos polarizantes, algo
que también
se hizo a propósito durante la campaña electoral en la que Biden ganó a
Trump. Una
parte del aumento de la movilización electoral se debe probablemente a
estas prácticas
de Facebook para incrementar los beneficios de la empresa de Zuckerberg.
Luego, como
demuestran The Facebook files publicado por The Wall Street Journal, la
empresa
utiliza un rasero para los «poderosos digitales» y otro diferente para los
usuarios de a
pie: los influencers, es decir, los que tienen cientos de miles de
seguidores, salen bien
parados en la censura intra-empresarial (realizada por miles de
factcheckers de
Facebook): así, por ejemplo, el futbolista Neymar puede publicar fotos de
una mujer
desnuda; afirmaciones incendiarias de usuarios corrientes como que «Hillary
Clinton ha
protegido redes de pederastia» o que «Trump ha llamado animales a los
inmigrantes que
solicitan asilo político», a pesar de ser verificadas como falsas por los
fact-checkers, sin
embargo fueron difundidas… porque atraen audiencia. Así, el principio
tantas veces
declarado públicamente por Mark Zuckerberg no resiste una comprobación de
hechos
casera: «Facebook Inc. permite a sus tres mil millones de usuarios hablar
con el mismo
derecho y peso que las élites políticas, periodísticas y culturales.
Nuestras normas se
aplican a todos, independientemente de su estatus o fama.”
La reacción de Facebook
La empresa se defendió tratando de disipar preocupaciones, diciendo que The
Wall
Street Journal sólo había publicado una parte de la investigación, de la
que, sin
embargo, posteriormente se hicieron públicas todas las secciones, y que,
según ellos,
demuestra precisamente el nivel de atención hacia el tema.
Pocos días después del escándalo, el 27 de septiembre de 2021, Adam
Mosseri,
responsable de Instagram, anunció en el blog de la red social la suspensión
de
Instagram Kids y el desarrollo de la app para niños de 6 a 12 años, «para
crear
herramientas de supervisión parental» . La compañía llevaba tiempo
trabajando en un
proyecto dirigido a interceptar a una parte de los usuarios sociales,
concretamente los
niños, que frecuentan cada vez más otras plataformas, como YouTube y
TikTok, pero
de momento la decisión ha sido bloquearlo todo, no se sabe hasta cuándo.
Unas horas después de la comparecencia de Haugen en el Congreso, el propio
Zuckerberg intervino publicando en Facebook el texto de una carta enviada a
todos los
empleados en la que afirma que, para él, el beneficio no está por encima de
los usuarios,
y que las acusaciones de la ex empleada son «ilógicas».
En definitiva, el magnate de las redes sociales no vive tiempos tranquilos,
ya que hace
unos meses ha tenido que lidiar también con una de las interrupciones más
largas de sus
plataformas (Facebook, Instagram y Whatsapp), que duró más de cinco horas y
le costó
unos seis mil millones de dólares de pérdidas en la bolsa, además de las
pérdidas
directas que ascendieron a 900 millones de dólares. Y es fácil imaginar que
el tema de
los peligros de Instagram para los adolescentes no se resolverá en poco
tiempo.
¿Cómo protegemos a nuestros hijos?
Muchos se preguntan si las grandes redes sociales se están comportando como
las
grandes corporaciones tabacaleras de hace unos años, que, a pesar de
conocer los
peligros del consumo de la sustancia, los mantenían en secreto.