La epidemia de Coronavirus, que ha afectado a todo el mundo desde hace un
año, ha cambiado de manera más o menos significativa la vida de las
familias.

Todos nos hemos encontrado de golpe en casa, compartiendo el tiempo de
trabajo y el de la escuela. ¿Ha sido más mejor, peor, más complicado? No es
fácil responder a esa pregunta.

Ya en marzo de 2020, al inicio de la emergencia, la revista científica

The Lancet


hablaba del riesgo de las ‘graves consecuencias’ que podría tener la
situación de reclusión y aislamiento en la familia, sobre todo, en los
núcleos familiares particularmente frágiles, que ya estaban experimentando
dificultades económicas y sociales. La revista invitaba a aprovechar la
situación para construir relaciones más fuertes y significativas con todos
los miembros de la familia, especialmente con los hijos -niños y
adolescentes- transformando las dificultades en oportunidades creativas.

Muchos estudios e investigaciones, iniciados pocos meses después de la
propagación del virus en el mundo y las consiguientes medidas para contener
la emergencia sanitaria, se han centrado en los aspectos psicológicos de la
pandemia. Temas de los que hablábamos con los amigos al final del día , se convirtieron en protagonistas de investigaciones científicas:
Padres estresados, cansados, preocupados por la pérdida del trabajo,
inquietos por el futuro de la familia, agotados por el teletrabajo, la
enseñanza a distancia, los calcetines desperdigados por la casa, los platos
sin lavar, las habitaciones sin hacer… En resumen, nos dimos cuenta de
que algo estaba pasando, y había que controlarlo para poder ofrecer las
ayudas y el apoyo necesarios.

Burnout

parental durante pandemia: el riesgo está ahí, y es visible

Padres al borde de una crisis de nervios, podría ser el título de una serie
sobre la vida familiar en la época del Coronavirus. Los expertos nos dicen
que el riesgo que supone la emergencia sanitaria es psicológico, lo definen
como burnout parental, aquella situación en la que, como
en el trabajo, una persona llega a un punto de máxima tensión y se siente
abrumada por los acontecimientos, incapaz de gestionarlos. Ahora bien, el
agotamiento parental en la pandemia tiene contornos aún más evidentes y,
según los resultados de los estudios, este estrés tiene repercusiones
negativas en la vida de los niños aún más en este período. ¿Cómo podemos,
como padres, contener el estrés crónico o, en todo caso, gestionar sus
efectos para evitar que perjudique a los hijos?


Menos estrés de los padres, más bienestar y serenidad para los hijos:
confirma la investigación

En agosto de 2020 se publicó en la revista Science un
trabajo que analizaba precisamente el estrés y la paternidad durante la
pandemia Covid-19. El estudio, realizado entre padres con hijos menores de
18 años en los Estados Unidos occidentales, reveló que el estrés de los
padres pone a menudo a los niños en riesgo de abuso y abandono y, debido a
la Covid-19, las familias de todo el mundo están experimentando una nueva
gama de factores de tensión que amenazan su salud, seguridad y bienestar
económico.

En Europa, en octubre de 2020 se publicaron

los datos de una encuesta realizada en Italia

por un grupo de investigadores de universidades italianas, entre ellas la
Sapienza de Roma, sobre el malestar psicológico vivido por padres e hijos
durante la pandemia. El estudio pone de manifiesto que los problemas
psicológicos de los padres a causa de la cuarentena, tienen un claro efecto
en el bienestar del niño. En resumen, padres menos serenos tienen hijos
menos serenos. En la práctica, se ha comprobado que en las familias de
padres con una orientación más positiva y optimista, confiados en sus
capacidades parentales, los niños se sienten motivados a ser mejores que
sus padres. Son capaces de manejar y expresar sus
emociones negativas de forma regulada y de mostrar cierta resiliencia a los
obstáculos. Además, son capaces de recuperarse ante las dificultades y
situaciones adversas, y tienen muchas más probabilidades de estar serenos,
con bajos niveles de tristeza y depresión.

Seguramente hay estudios en otros lugares del mundo que confirmarían los
mismos resultados. Lo que interesa es responder a la pregunta de cómo
responder como padres a este nuevo desafío.

Padres y pandemia: consejos ante desafíos y oportunidades

Padres al borde de una crisis nerviosa, decíamos; pero ¿cómo logramos vivir
la ‘historia’ quizás incluso como una comedia, en todo caso, para
evitar que se convierta en una película de terror?

Transformando los desafíos en oportunidades, y no sólo en el sentido
metafórico, sino práctico, real.

He aquí cuatro consejos que pueden ayudarnos.

1.
Consejo número uno: Reconocer el estrés, para evitarlo. Seamos menos
reactivos y más proactivos, como recomienda el coach Peter Covy. En
familia, hablar y comunicar abiertamente sus emociones con
el cónyuge, la pareja, incluso de todas las responsabilidades con los
hijos. Esto es muy importante para hacer frente a la situación y evitar el
aislamiento, físico y emocional. Como padres, hemos podido pasar más tiempo
con nuestros hijos, conocerlos aún mejor, y también darnos a conocer. Por
ejemplo, comprender que es ineficaz regañar a nuestro hijo adolescente por
un uso excesivo del móvil, a la vez que blandimos el nuestro, etc. etc.

2.
Consejo número dos: Compartir y vivir la reciprocidad porque, como se ve en
las investigaciones, somos los primeros testigos de resiliencia y
serenidad, y lo somos aún más cuando nuestros hijos no tienen una gran
posibilidad de relacionarse con otras figuras ajenas a la familia,
entendida como núcleo esencial.

3.
Consejo número tres: Precisamente referido a la sobreexposición de conexión
online, podría ser el de una mayor regulación de los
tiempos, así como de supervisión y acompañamiento en la navegación, sobre
todo para los más pequeños. Y comprometerse, por encima de las
‘obligaciones’ profesionales, a respetar estas reglas, tal vez compartiendo la alimentación en el dispositivo con respecto al uso de
aplicaciones, redes sociales, etc. Podría ser un verdadero desafío con
ganadores y perdedores, compromisos y premios.

4.
Consejo número cuatro: ¡Auto ironía! Aprovechemos para reírnos, empezando
por nosotros mismos, por nuestra torpeza cuando queremos limpiar la casa,
preparar la cena o la comida, o un simple postre. Responder con una sonrisa
también cuando el hijo adolescente ha ido a hacer la compra con una lista,
y se olvida de algo importante porque está pensando en otra cosa.
Transmitir alegría del corazón, que no significa no darse cuenta de las
dificultades, sino cultivar la paciencia y la esperanza. Esto puede ser,
como las investigaciones confirman, un antídoto válido para resistir al
virus y lograr superar sus efectos siendo más fuertes y conscientes, no
obstante nuestros límites y errores. Hemos de desear e intentar mejorar
como personas, como padres, y aprovechar cualquier situación para hacerlo.
No dejemos pasar la oportunidad de una pandemia.

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