Antonio Malo. Yo y los otros. De la identidad a la relación (tit.
or. Io e gli altri. Dall’identità alla relazione). Edusc, Roma
2010

Pascal decía que “todas la desgracias vienen a los hombres por un solo
motivo: el no saber quedarse tranquilos en una habitación” (Pensamientos,
n. 139). El agudo juicio de Pascal no es solo una diatriba contra el
activismo, en su típico estilo irónico, sino también una defensa de la
necesidad de estudiar, del descanso y de la meditación.

Me permita el lector una digresión, casi íntima, para introducir la
recensión del libro Yo y los otros. De la identidad a la relación
del profesor de Antropología filosófica de la Universidad de la Santa Cruz,
Antonio Malo. Las circunstancias personales del verano me han obligado a
verificar la sentencia del filósofo y matemático francés y confrontarme con
el difícil pero esclarecedor libro. Una vez concluido el forzoso reposo
debido a un problema de salud, y mientras pasaba algunos días en el pueblo
con mi madre, 85 años, viuda desde hace tres, le dije en un momento de
intimidad, así, para hacerla feliz: “Mamá, he leído un libro que me ha
hecho darme cuenta que ni yo ni mis hermanos –y, dicho entre nosotros, cada
uno de los otros cuatro la quieren mucho y saben manifestárselo- podemos
sustituir el vacío que ha dejado papá”. Obviedad casi banal,
“redescubierta” gracias a la lectura de un libro. Mi madre respondió al
vuelo, con la naturalidad de quien ha aprendido la antropología esencial
amando en la vida: “Pues claro, ¿y cómo podría ser? Él (mi padre) es yo, y
yo soy él (mi madre)”. Después, mientras continuaba con los quehaceres
domésticos con la misma normalidad de siempre, me mostraba de nuevo -¡una
vez más!- las fotografías, las cartas, los recuerdos de sus hijos. El
conocimiento sapiencial de una madre ha resumido en un momento fugaz una de
las ideas contenidas en términos académicos en el libro de Malo, donde el
autor ofrece un fundamento antropológico muy moderno pero al mismo tiempo
antiguo sobre la estructura de la persona humana.

Crisis de la identidad sexual

En mi opinión, la novedad de este proyecto logrado y maduro de repensar la
identidad personal es precisamente el descubrimiento del carácter
constitutivo de la relación, de las relaciones. Algunas
relaciones se dan o son impuestas por la biología (filiación, fraternidad,
paternidad y maternidad), otras son espontáneas o naturales (eros
y amor), otras libres (amistad). Pero todas están “disponibles” para ser
integradas y llevadas a término para convertirnos en lo que estamos
llamados a ser y aún no somos. Precisamente porque somos seres corporales
y, por tanto, temporales. Cada uno de nosotros es, sin duda, una “sustancia
individual de naturaleza racional”, pero somos también aquello que
“hacemos” (mejor aquello que «actuamos)» y también lo que otros han dejado
en nosotros en nuestro relacionarnos con ellos. Por lo tanto, somos también
nuestra “biografía”.

Como dice el autor, la identidad y la relación, conceptos solo
aparentemente abstractos, tienen que ver con “una realidad concreta y
singular como la corporeidad humana, pero sobre todo aquello de lo que ésta
es condición, o sea el Yo, fuente de los actos humanos, los cuales revelan
la propia irrepetibilidad personal. Este estudio pretende demostrar la
relación entre estas realidades, porque -y ésta es la tesis central del
libro- el origen y el destino de la libertad humana se encuentra en la
relación con los demás” (p. 7).

El estudio se divide en cinco capítulos. El primero examina la actual
crisis de la identidad sexual (cuestión del gender) para ir a su
raíz: la crisis de identidad y los retos que presenta. A través de un breve
estudio histórico de esta crisis, Malo muestra la importancia de la
diferencia sexual hombre-mujer no sólo en la constitución de la identidad
personal, sino especialmente en las relaciones interpersonales, familiares
y sociales.

Yendo al fondo de esta crisis, en el segundo y tercer capítulo, en diálogo
crítico con el deconstruccionismo francés (especialmente Derrida y
Foucault) y el feminismo de género, el autor muestra cómo el
deconstruccionismo ha dado un fuerte apoyo ideológico a las
reivindicaciones del feminismo convirtiéndolo, en gran medida, en una
ideología del individualismo fragmentado, de la experiencia desligada, del
momento, de la disolución del yo. Malo propone un nuevo enfoque para
entender la identidad y la relación: “Individuo sexuado, yo y personalidad
se estudian a través de su reflejo en el don, porque es capaz de asumir los
diferentes niveles de la identidad y sus diferencias”. Estos dos capítulos,
sin duda los más difíciles, proponen audazmente una antropología metafísica
de la persona, que supone las adquisiciones de la filosofía clásica y que
responde a los desafíos que la crítica moderna (identidad como
auto-consciencia) y tardo moderna (rechazo de la identidad y sustitución de
las diferencias) ha planteado a la comprensión de la persona y la
naturaleza humana.

El cuarto capítulo estudia la familia como trascendencia de la unión de las
diferencias. Se examinan los diferentes tipos de relaciones dentro de la
familia y su influencia sobre la identidad personal. “El concepto de generatividad (generación, educación o crecimiento de la persona)
es la clave para explicar el significado de estas relaciones familiares”
(p. 19). Merece especial atención e interés el párrafo sobre el rol de la
familia en el desarrollo de las raíces antropológicas de la sociabilidad o virtud de la “fábrica”
social (piedad, observancia, honor, obediencia, veracidad, afabilidad,
liberalidad, gratitud y reivindicación).

El quinto capítulo examina la amistad como expresión más personal de las
relaciones humanas y, por lo tanto, modelo o paradigma ideal de toda
relación. Esta es la más personal de las relaciones y por ello la más
humanizante potencialmente; por eso si sus características se dan en las
relaciones impuestas o dadas, éstas se convierten en perfeccionantes de la
persona y no destructivas.

La estructura de la identidad: persona, yo y personalidad

No es fácil resumir en pocas líneas la esencia del libro de Malo. Lo haré
retomando sus palabras conclusivas, que presentan las características para
una antropología de la relacionalidad humana. El autor sostiene que existe
una estructura tripartita del amor humano, hecha de necesidad, auto dominio
y donación, que se corresponde con la estructura tripartita de la persona
(ser personal, yo y personalidad):

“Cada tipo de amor humano nace bajo forma de necesidad con respecto al otro
y, cuando madura, da lugar a las virtudes que permiten la donación. La
finalidad de la donación es hacer al otro capaz de auto poseerse para poder
donarse a su vez (…) Dependencia, virtud y amistad sirven a las personas
para entrar en una relación y, a través de ésta, poder crecer y madurar
como personas. Esta estructura de dependencia-virtud-amistad, que podemos
encontrar en el origen de la identidad personal, también se encuentra en
todos los tipos de amor: en el amor humano (paterno-materno, filial,
fraterno) y también en el amor sobrenatural. Cada uno de estos tipos de
amor comienza como una necesidad para convertirse en donación” (p. 348).
Malo recuerda oportunamente que no se debe confundir la donación con los
sentimientos, con la voluntad de fusión, de poder, etc: “La diferencia
entre la voluntad de poder y la donación proviene del hecho que la primera
tiende a imponerse de forma clara (sometiendo al otro) o enmascarada
(obligando al otro a dar o hacer que se sienta culpable por su
insuficiencia), la segunda, sin embargo, da al otro a su vez la fuerza de
donarse. Por eso, se caracteriza por tres elementos: respeto de la persona,
autonomía y comunicación” (p. 358). Obviamente, todo esto está postulando
una donación eternamente fiel y no necesitada como fundamento del amor
humano, que no es autosuficiente, es decir un Amor originario.

La correspondencia de esta estructura tripartita del amor con la de la
persona es casi un reflejo especular: ser personal, yo, personalidad son
los tres pilares de la persona concreta y singular. “Al recibir el ser, la
persona humana comienza a serlo radicalmente y para siempre. El ser, en
cuanto recibido, es propiedad de la persona. El recibir el ser -o poseer el
ser- es la esencia humana, la cual es el inicio del amar. Por lo tanto, el
amor pertenece a la esencia. A diferencia del ser que -aunque se origina en
el tiempo- es perfecto, el amor necesita tiempo para madurar (…) Por lo
que dentro de la esencia personal se puede distinguir entre lo que es
natural (la potencia de amar) y lo que es personal (su actualización que,
puesto que implica la de los demás, es siempre relacional)” (p. 351). De
ahí por qué sin autodominio, la perfección del Yo ético, no puede haber
donación. Pero el autodominio, la virtud, no es un fin en sí mismo, como en
el ideal estoico o el voluntarismo ético. “Sólo cuando (el Yo) se abre a la
alteridad sin tratar de acapararla, el Yo comienza a ser personalidad. En
la personalidad, el Yo está radicalmente abierto al otro. El Yo no se posee
ya sino es para comunicarse. Con la propia donación, la persona completa su
necesidad de ser (…) La esencia humana, por lo tanto, está constituida
por la alteridad no sólo como objeto de la propia
intencionalidad y de la simetría, sino también en cuando sujeto de
gratuidad y comunión. Así que la personalidad no es más que la comunión del
propio Yo con el otro: de sí mismo, de lo que se posee, del amor al otro.
Pensar la relación no sólo en el ámbito de la dependencia, sino sobre todo
en el de la comunión, significa pensarla como constitutiva de la esencia
personal, fin de la persona y de la relación misma»(págs. 353-354).

Una propuesta de curación

El libro de Malo es un diagnóstico y una propuesta para la curación de una
cultura enferma y cansada, donde las personas, programadas para ser felices
–y no pueden no quererlo- tratan en vano de serlo contra el “programa”.
Establecen “relaciones” que no integran como relaciones porque no quieren
los lazos que estas implican. Así, por ejemplo, se buscan y multiplican, a
través de la tecnología, las relaciones virtuales, y se confunden o se
oculta o se enmascara en éstas para escapar de las relaciones, de los
vínculos.

¿Que decir de la cultura simbólica creada por los medios de comunicación,
especialmente de las imágenes de la familia y las relaciones familiares que
proponen? Toda la cultura que hemos absorbido, que absorbemos
inconscientemente, no nos prepara para amar. La cultura simbólica
construida a través de las historias del cine, novelas, tv, etc. sólo
hablan del amor romántico, que es, en todo caso, el primer paso del amor.
La cultura ambiental está impregnada de egoísmo enmascarado de dulzura e
hipocresía. Luego están las beligerantes minorías con una agenda de
transformación cultural en línea con la ideología de gender que
influyen mucho en los medios de comunicación y a través de los medios para
cambiar la relación entre naturaleza y libertad.

Como nota de humor que ilustra lo dicho anteriormente, propongo un archivo
que gira en Internet con el título Software Esposa 1.0. Un cliente
del nuevo programa se dirige a la empresa informática que se lo ha vendido
informándola de los problemas de uso y exigiendo soluciones “técnicas”:

Estimados Sres. del Servicio de Mantenimiento:

El año pasado cambié la versión NOVIA 7.0 por ESPOSA 1.0 y he observado que
el programa inició un proceso inesperado de HIJO 1.0 que me ocupa mucho
espacio y recursos importantes. En el folleto explicativo del programa no
venía mención alguna a este fenómeno. Además ESPOSA 1.0 se auto-instala en
todos los demás programas y se ejecuta durante el inicio de cualquier otra
aplicación, interrumpiendo todas las actividades del sistema. Aplicaciones
como: SALIDA-EN-BICI 2.3, VIAJES-DE-AVENTURAS 4.0,
NOCHE-DE-JUERGA-CON-AMIGOS 2.5, ESCALADA-DOMINGOS 5.0 ya no funcionan, y lo
que es peor, el sistema se cuelga cada vez que intento cargarlos.

De vez en cuando, se ejecuta un programa oculto (¿virus?) denominado SUEGRA
1.0, que parece residente en memoria y que consigue colgar el sistema o
que, en el mejor de los casos, hace que ESPOSA 1.0 se comporte de manera
totalmente impredecible. Por ejemplo, dejando de atender a cualquier
comando que introduzco. No ha habido manera de desinstalar este programa
residente.

Aparentemente, no puedo lograr mantener a ESPOSA 1.0 en Minimizado al
ejecutar alguna de mis aplicaciones favoritas. Estoy pensando en volver al
programa NOVIA 7.0 pero no me funciona el DESINSTALAR. ¿Me podrían ayudar?
Gracias

RESPUESTA

Querido amigo: Este es un motivo de queja muy común entre los usuarios de
ESPOSA 1.0, pero se debe en la mayoría de los casos a un error básico de
concepto. Mucha gente pasa de NOVIA 7.0 a ESPOSA 1.0 con la idea de que
ESPOSA 1.0 es solo un programa de “Entretenimiento y Utilidades”. Sin
embargo, ESPOSA 1.0 (al contrario de NOVIA 7.0) es un SISTEMA OPERATIVO
completo. Y su creador lo diseñó para controlar todo el sistema.

Yo y los otros. De la identidad a la relación
es un libro dirigido a filósofos profesionales, particularmente a
antropólogos. Pero servirá también a los creativos de los medios de
comunicación, a los think tank para la familia, a los
investigadores sobre la relación familia y cultura. Hace pensar y abre
horizontes entusiasmantes para aquellos que desean el bien de las personas
y de la sociedad.

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