Cualquiera que se dedique a promover un desarrollo saludable de la sexualidad y la personalidad de los menores tendría que leer el informe Teens and Pornography, publicado a principios de año por la organización Common Sense Media.

El informe se basa en una encuesta nacional estadounidense de 1.300 adolescentes de entre 13 y 17 años. He aquí algunos de los datos más alarmantes:

  • El 73% de los entrevistados (75% chicos, 70% de chicas) admite ver pornografía online. La mitad ha empezado con doce años. Sin embargo, muchos han comenzado incluso más pequeños.
  • Entre los jóvenes que han reconocido ver pornografía de forma intencionada, 7 de cada diez han reconocido haberlo hecho ‘la semana pasada’ (es decir, la semana anterior a la encuesta)
  • Cuatro de cada 10 han declarado haber visto pornografía – incluidas escenas de desnudos y actos sexuales – durante el horario escolar. Casi la mitad de éstos han admitido hacerlo en los dispositivos de propiedad de la escuela.
  • De los que habían visto porno en la semana anterior a la encuesta, el 80% afirmó haber visto «algo parecido a una violación, asfixia o alguien sufriendo».

El fundador y CEO de Common Sense Media, James Stever, afirma en la introducción al informe Teens and Pornoography, que los resultados deberían dar la voz de alarma a los padres y educadores: “Debemos considerar las conversaciones con los adolescentes sobre pornografía del mismo modo que pensamos en las conversaciones sobre sexo, redes sociales, consumo de drogas, alcohol y otros temas».

El hecho de que los adolescentes hayan declarado que han visto actos parecidos a una violación, una asfixia o incluso visto a alguien sufrir no sorprenderá a quien haya leído el libro Pornland: How porn has hijacked our sexuality de Gail Dines, profesora de sociología y estudios feministas al Wheelock College de Boston (Massachusetts). Tras dos décadas dedicada a hablar y escribir sobre pornografía, Dines ha descubierto que la mayoría de las mujeres y algunos hombres, incluidos los padres, no tienen ni idea de lo violenta y misógina que se ha vuelto la pornografía online.

 Un análisis realizado en 2007, titulado «Agresividad y comportamiento sexual en la pornografía más vendida», examinó 50 de los vídeos más alquilados en Internet. En ellos, se infligían al menos doce actos abusivos a las intérpretes femeninas por escena. Además, las violaciones en grupo eran frecuentes y el número de parejas sexuales oscilaba entre una y diecinueve.

Es evidente que la inmensa mayoría de los consumidores no se convertirán en violadores, pero numerosos estudios demuestran que los usuarios que ven pornografía con frecuencia son más propensos a la violencia sexual en la vida real.

Hasta hoy, cualquier niño de Estados Unidos podía acceder a la pornografía más extrema simplemente respondiendo afirmativamente a la pregunta: “¿Tienes 18 años?”.

Se trata de un problema de salud pública que exige una solución política. Algunos países están estudiando leyes de verificación de edad para proteger a los menores. El estudio de Common Sense Media revela que el 50% de los adolescentes encuestados afirma sentirse «culpable» o «avergonzado» después de ver pornografía. Para la otra mitad, sin embargo, no es así. Por tanto, casi 8 de cada 10 afirmaron que ver pornografía les «ayuda a aprender a tener relaciones sexuales».

Teens and Pornography cita otros estudios recientes (como por ejemplo Rothman et al., 2021; Wright et al., 2021) que demuestran que el consumo juvenil de pornografía se asocia a:

  • Un aumento de la agresividad sexual
  • Ansiedad y depresión
  • Problemas en las relaciones interpersonales
  • Comportamientos sexuales peligrosos como ahogar a alguien durante la relación sexual.

¿Qué pueden hacer los padres?

Si tienes un hijo en primaria o preescolar, te recomendamos los libros ilustrados de Kristen Jenson para leer en voz alta, Good Pictures Bad Pictures (de 7-12 años) y Good Pictures Bad Pictures Jr. (de 3 a 6 años)

Jenson ya advirtió en 2014 que los niños de todo el mundo empiezan trágicamente a ver pornografía en Internet antes de que sus padres se planteen siquiera hablarles de sus peligros. Entre los ejemplos que cita se encuentran:

– Una niña que, en su octavo cumpleaños, recibió un dispositivo que la incitó a investigar en Internet sobre sexo: esta investigación la llevó al violento mundo del porno duro. Se encerró en sí misma, traumatizada, y enfermó de depresión hasta que su madre descubrió lo que le ocurría.

– Un chico empezó a ver porno en Internet a los seis años, siguió consumiéndolo intensamente durante su adolescencia y acabó abusando de sus hermanos pequeños.

La página de internet de Jenson Defend Young Minds ofrece muchos consejos y recursos para padres y educadores. En sus esfuerzos por desarrollar el carácter y la alfabetización mediática, muchas escuelas secundarias, institutos y universidades han recurrido a la web Fight the New Drug, una web que proporciona enlaces a estudios sobre los efectos nocivos de la pornografía.

Bloqueos contra la pornografia

Las familias y las escuelas también pueden utilizar los bloqueos tecnológicos más avanzados para proteger a los niños de la pornografía. Su eficacia varía. Actualmente, el verdadero desafío es que los contenidos sexualmente explícitos ya no se limitan a las páginas de internet pornográficas. “Canopy” es un software diseñado para smartphone, tabletas y computadoras que permite utilizar Internet en casa o en las escuelas sin pornografía.

El administrador delegado y creador de Canopy, Sean Clifford, ofrece un ejemplo de lo que puede hacer: “Si tu hijo recibe un mensaje de texto con una imagen sexual, Canopy puede filtrarlo. Si tu hijo intenta hacerse una foto inapropiada de sí mismo, Canopy bloquea la imagen y envía una advertencia a los padres”.

Preguntado por qué este tema le importa tanto, Clifford responde:

«Mi mujer y yo tenemos cuatro hijos. Queremos darles la oportunidad de ser niños. Queremos darles el espacio para desarrollar una comprensión sana de la intimidad. Queremos que conozcan a una gran persona, se casen y tengan matrimonios felices. Todas estas cosas se vuelven significativamente más difíciles en un mundo saturado de pornografía».

«Como alguien que trata con familias recién creadas, creo que la pornografía es uno de los mayores retos a los que nos enfrentamos. Causa una enorme cantidad de sufrimiento, distorsiona la imaginación, impide las relaciones sanas, destruye matrimonios y mucho más. Así lo confirman encuestas, estudios médicos y mil anécdotas desgarradoras que podría compartir”

«Formar la conciencia de un niño”

Como subrayo en How to Raise Kind Kids, los padres y las escuelas también deben fomentar el desarrollo y el control del mundo interior de los niños: su conciencia. Esto es lo que llevarán con ellos para siempre, en una sociedad en la que la pornografía es omnipresente. Tenemos que hablarles de por qué la pornografía está mal, es peligrosa y puede crear adicción, y por qué es algo que nunca deberían dejar entrar intencionadamente en sus mentes, sus corazones y en sus almas.

Además de compartir algunos datos de estudios realizados, también podemos decir algunas cosas a nuestros hijos:

  • Del mismo modo que no debemos poner veneno en nuestro cuerpo, tampoco debemos poner veneno en nuestra mente. Lo que dejamos entrar en nuestra mente influye en nuestras actitudes y en el tipo de persona en que nos convertimos. Las cosas malas que vemos en la pornografía, como alguien que golpea o asfixia a una persona, podrían influir en nuestro comportamiento algún día.
  • Aunque no copiemos esos comportamientos, el mero hecho de verlos puede cambiarnos interiormente de forma negativa. Después de un tiempo, puede que ya no nos parezcan tan malos, porque hemos visto a gente en la pornografía repetirlos muchas veces. Los malos comportamientos deberían perturbarnos: son una señal de que nuestra conciencia está trabajando.
  • El sexo es una expresión de amor. La pornografía presenta el sexo como algo abusivo y ofensivo. Quienes producen contenidos pornográficos pagan a actores para que simulen que disfrutan siendo maltratados.
  • La pornografía pone en nuestra mente imágenes de las que puede ser difícil o incluso imposible deshacerse.
  • Independientemente de si el porno es violento o no, produce cambios químicos en el cerebro que pueden hacernos adictos, como una potente droga. Puede empezar a controlar tu vida. Esto ha ocurrido tanto en niños como en adultos.
  • En niños y hombres, el consumo de pornografía suele ir acompañado de masturbación. Esto puede convertirse en otro hábito difícil de abandonar.
  • La pornografía puede causar graves conflictos en un matrimonio, llegando incluso al divorcio.
  • Más de 30 años de investigación (por ejemplo, Nelson, et al., 2023) revelan que la religión protege contra los riesgos sexuales, por lo que, si su familia practica una fe religiosa, considere la posibilidad de incluirla en la conversación sobre la pornografía (por ejemplo, «El sexo es un hermoso regalo de Dios. La pornografía abusa de ese don sagrado»).

Qué pueden hacer las escuelas

Las escuelas pueden mostrar los peligros de la pornografía como parte de la alfabetización mediática y/o de la seguridad digital. La educación sobre los daños de la pornografía podría ir acompañada de una educación para evitar el riesgo sexual, centrada sobre el personaje, utilizando un texto como Sex and Character de Deborah Cole y Maureen Duran.

El informe Teens and Pornography muestra que las escuelas tienen que dar un paso adelante y abordar el creciente problema de los alumnos que ven pornografía durante el horario escolar, incluso en las aulas y en los dispositivos escolares. Pregunte a la escuela de su hijo si ha visto el Informe sobre Adolescentes y Pornografía y cómo aborda la escuela el uso de pornografía durante las horas de clase.

Los adultos no podrán solucionar el problema actuando solos. Solucionar los problemas en una cultura entre iguales exige el cambio de las normas. Para conseguir esto es necesario presionar positivamente, de manera que sea ‘tendencia’ hacer lo correcto. Véase a continuación un enlace (www.raycenter.drake.edu/smart-and-good/) con estudios de casos de centros escolares premiados por implicar a los alumnos en la creación de una cultura que fomenta la formación integral de la persona a nivel escolar.

Los adolescentes y adultos que luchan por dejar de consumir pornografía pueden encontrar terapeutas y grupos de autoayuda especializados en ello. Hay también estrategias eficaces, como Covenant Eyes (www.covenanteyes.com), que involucran a un compañero responsable. El psiquiatra de Harvard Medical School, Kevin Majers, ofrece un programa gratuito (www.overcomingcravings.com) con módulos sobre estrategias de formación del carácter, como el replanteamiento, la toma de conciencia y el autocontrol.

El problema no afecta sólo a Estados Unidos

En un webinar publicado en la plataforma online “Dale una vuelta” se exponen las falsas creencias que circulan sobre la pornografía. El título del documento es “10 mitos sobre la pornografía. Una aproximación de datos, estudios y experiencias” y expone los principales engaños asociados a una visión benévola del mundo de la pornografía.

El informe refiere otro estudio realizado con 4.564 adolescentes de cinco países europeos, según el cual la probabilidad de que los menores cometan abusos sexuales está significativamente asociada al consumo habitual de pornografía. La pornografía y la dopamina allanan el camino a la violencia, que se convierte en un estímulo para aumentar la excitación.

Otro tema interesante tratado en el seminario web es el consentimiento de las protagonistas de los vídeos porno. Numerosos estudios demuestran que casi todas las mujeres que participan en esta industria proceden de entornos desfavorecidos de pobreza, abuso sexual infantil y falta de un hogar estable. En estas situaciones de vulnerabilidad, el concepto de ‘consentimiento’ es claramente dudoso.

También explica por qué la pornografía es a todos los efectos una forma de prostitución y responde a quienes afirman que «consumir pornografía es una necesidad». Se puede vivir bien sin consumir pornografía -esta es la tesis que se defiende en el seminario web-, de hecho, se vive mucho mejor.

Fuente: articulo traducido por cortesía de Mercatonet: Link

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