Entrevista a W. Bradford Wilcox, Director del:

National Marriage Project

y Profesor de Sociología en la Universidad de Virginia (USA)


¿Podría explicarnos cuáles son los resultados de la investigación World
Family Map Project?

El próximo informe del Social Trends Institute y del World Family Map
Project se centrará en el fenómeno llamado “La cuna vacía”, tratando
específicamente las modalidades e implicaciones a través de las cuales el
descenso de la fertilidad y del matrimonio afectan seriamente a la salud
fiscal de los gobiernos y a la salud económica general. El documento,
titulado “The Empty Cradle”, tratará con detalle el modo en el que las
pensiones de las personas jubiladas se encuentran amenazadas por la
reducción progresiva del número de adultos jóvenes en países como Grecia o
Alemania; además, tratará de explicar que la salud económica a largo plazo
de países como China y Japón se encuentra amenazada por la baja fertilidad
y explorará cómo el deterioro global del matrimonio está dañando la
formación del capital humano de adultos jóvenes y su participación en la
fuerza laboral.

¿Piensa que la imagen
de la familia tal y
como se presenta en las

series de televisión está influyendo en la idea de familia presente en
las nuevas parejas que se casan?

Efectivamente, un conjunto creciente de investigaciones sugiere que la
televisión actual y los medios de comunicación están animando a los jóvenes
adultos a adoptar una ética hedonista que les alienta a divertirse mientras
están en la década de los veinte años, a posponer el patrimonio hasta los
treinta, y a tener familias más reducidas. La idea de fondo es buscar a
cualquier costo la satisfacción personal y el placer en la vida. El
problema de esta ética promovida por esta cultura pop es que no crea
espacio para la ética del sacrificio mutuo, que es un elemento esencial
para lograr el éxito en la vida familiar y en el matrimonio.


El tiempo dedicado a los medios, ¿cómo ha cambiado las relaciones
dentro de la familia en las últimas décadas?

El primer efecto visible es que los miembros de la familia dedican mucho
tiempo a la televisión, a los ordenadores o a los llamados “smart phones” y
no invierten la misma cantidad de tiempo en comer juntos, en conversaciones
distendidas o en actividades familiares como deportes, juegos, etc.. Esto
supone un problema porque nuestra investigación indica que el tiempo pasado
en familia crea relaciones más fuertes y felices dentro de ella.


¿Las familias de los Estados Unidos son diferentes a las europeas o
latinoamericanas desde un punto de vista sociológico? ¿En qué modo?

Sí, en el sentido de que las americanas son más individualistas, tienen
mayor movilidad y están más centradas en el trabajo que las europeas y las
latinoamericanas. Estos rasgos ejercen muchas presiones, en el matrimonio
de un modo muy particular. Por este motivo Estados Unidos tiene un índice
de divorcios generalmente más alto que la mayoría de los países europeos y
latinoamericanos.

No, en el sentido de que la mayoría de los países de Europa y de toda
América están perdiendo el valor que se daba a la institución del
matrimonio. En los tres continentes mucha gente está empezando a ver el
matrimonio como “un simple documento de papel”. Como consecuencia, el
índice de cohabitación está creciendo en Europa, Latinoamérica y Estados
Unidos. Desgraciadamente, esto significa que un gran número de niños nacen
en hogares donde los padres simplemente conviven.


¿Piensa que los adolescentes buscan en Internet algo que no pueden
encontrar en casa o existe una nueva necesidad para estar on-line?

En general no pienso que los adolescentes busquen en Internet algo que no
puedan encontrar en casa. Más bien pienso que Internet y otras formas de
comunicación electrónica son una distracción entretenida para muchos
adolescentes. Pero el problema es que esas actividades no pueden sustituir
el tiempo real, cara a cara, dedicado a la familia y los amigos. Nuevas
investigaciones sugieren que una gran cantidad de tiempo pasado on-line
está asociada a mayores índices de depresión.

¿Cuál es el futuro?

Hay signos de esperanza y señales que generan preocupación en relación a la
familia.

Por un lado, en amplios sectores de la sociedad el matrimonio está
claramente perdiendo consistencia como lugar primordial y primario para el
sexo, para un amor que dure toda una vida o para el nacimiento y educación
de los niños. No pienso que esta tendencia cambiará a corto plazo.

Por otro lado, bastantes organizaciones religiosas y civiles están
ensayando propuestas innovadoras (desde videos en YouTube hasta la creación
de escuelas en el hogar) para renovar el matrimonio y la vida familiar en
este mundo nuestro tardomoderno. Pienso que esta creatividad está
cosechando resultados, porque estamos viendo la reaparición de familias
numerosa y estables en muchas comunidades religiosas en todo el mundo,
desde Estados Unidos a Israel. Esta tendencia contracorriente me da
esperanza a largo plazo, especialmente cuando las limitaciones de las
ayudas gubernamentales se han hecho tan evidentes en el nuevo contexto
fiscal.

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