Una “cultura medial del dormitorio” significa, entre otras cosas, que el
consumo de los medios por parte de los jóvenes “está asociado a la
configuración de la propria identidad y a la definición del espacio de
privacidad aun dentro de la familia”, y esto acontece generalmente en un
cuarto abundantemente provisto de recursos mediáticos (computer, tv, móbil,
etc.)

El Informe “Medios, tecnologías de la información y comunicación en la
familia europea” (

Media, communication and information technologies in the European
family

) resume los hallazgos de una investigación financiada por la Unión
Europea, todavía en curso, sobre los medios de comunicación en la familia
en el conjunto de los 27 países de Europa, dirigida por Sophia Livingstone
y publicada por la London School of Economics. Para ver el
informe: http://eprints.lse.ac.uk/29788
.


Los cambios en el entorno medial no dependen solo de la tecnología o
del mercado, sino de los cambios sociales en la familia

Uno de los presupuestos en los que el Informe descansa, y que a su vez
examina, es que los cambios en la “mediasfera” –el ambiente mediático que
permea la sociedad- están estrechamente relacionados con los cambios
sociales que han modificado la estructura de la familia, y aquellos no
dependen sólo de los cambios tecnólogicos y del mercado que impulsa a
consumir nuevos productos.

Estos cambios en la familia en Europa en los últimos decenios se observan
en el nivel demográfico (descenso de la fertilidad, envejecimiento de la
población, creciente inmigración), en la estructura social (en las pautas
de empleo, con dos sueldos por lo general y con tendencia a una trabajo más
inestable, y con “jóvenes” que permanenecen en el hogar por más tiempo), y
en la estructura de las relaciones familiares, con la emergencia de nuevas
unidades familiares y de formas diversas de relación dentro de las familia
(hogares más diversificados, que incluyen más madres solteras, adultos que
viven solos y hogares recompuestos).

Todos estos factores influyen en el modo de “consumir” medios de
comunicación. De modo que las empresas de comunicación orientan su
producción para ajustarse al nuevo mercado. Así, por ejemplo, una “juventud
alargada” comporta la creación de un espacio de privacidad separado en el
mismo hogar, distinto del espacio propio de un niño o un adolescente. El
miedo a la inseguridad ciudadana, por citar otro ejemplo, induce a los
padres a suministrar a los hijos más aparatos para que éstos se queden en
casa, hijos que son ya “especiales” por el hecho de ser menos en el hogar
(1 ó 2 como media). Todo ello comporta cuartos de dormir opulentos en
aparatos.


Tendencias en la comunicación y en la industria de los medios. Sus
posibles efectos en la familia

1.La manzana de la discordia sigue siendo la duradera

polémica académica sobre los efectos negativos de los medios

en niños y jóvenes. El Informe de la London School of Economics
sostiene que sigue sin haber pruebas definitivas acerca de una relación
causa efecto entre exposición a los medios y conductas negativas
(violencia, sexualidad precoz y obesidad, por ejemplo). Los resultados
empíricos muestran que la audiencia es más activa que pasiva y que el
contexto cultural y familiar de apropiación e interpretación de los
contenidos modifica sensiblemente su influencia. En definitiva, “los
efectos de los medios dependen en buena medida de muchos otros factores, en
especial del contexto cultural”. Enfatizada esta premisa, por lo demás ya
muy conocida, el informe no deja de señalar, sin embargo, que la literatura
más reciente proporciona suficiente evidencia empírica sobre el hecho que
la representacion de la violenca en televisión puede tener un efecto,
modesto pero cierto en determinadas circunstancias, en las conductas
agresivas de los niños, especialmente en el caso de los chicos (Millwood
Hargrave, A., Livingstone, S. with others (2009)

Harm and offence in media content: A review of the empirical literature

).

2. Nuevos medios, nuevos riesgos. Ya en 2007, un mayoría
de los hogares europeos tenía acceso a Internet (54%). La creación de la
Comisión Europea “Agenda Ditigal” en 2010 testimonia la importancia del uso
doméstico, educativo y comercial de las tecnologías digitales para la
economía y la sociedad europeas.

En el ámbito familiar específicamente, esto plantea nuevas oportunidades y
también nuevos riesgos, como prueba la 2010 EU Kids Online Survey od 9-16 Years Olds Accross Europe: “un
29% de ellos comunican con personas desconocidas, aunque raramente este
riesgo esté asociado a un daño concreto”. Por otra parte, los niños no son
sólo posibles víctimas de abusos o molestias a través de la red: “el 19% de
los europeos entre 9 y 16 años han sido molestados alguna vez; y un 12% han molestado a otros en el último año”. En definitiva, los
presuntos “nativos digitales” necesitan educación al uso de los nuevos
medios, y no solo una alfabetización digital.

3. Se observa una

tensión entre la tendencia a la fragmentación y a la condivisión

. En esta tensión parece claro que las nuevas tecnologías digitales
conducen a un exacerbado individualismo, mientras que los “viejos” medios
consentían una mayor condivisión de una espacio y unos valores comunes: “la
televisión, en particular, configura un espacio cultural común y ayuda a
compartir experiencias y diálogo entre generaciones y entre familias
dispersas”. En la alternativa fragmentación-participación, las tendencias
varían según los países y el nivel de educación o riqueza: los hogares de
los países nórdicos y de los Países Bajos son pioneros en introducir en los
cuartos de los niños las tecnologías digitales, mientras que España, por
ejemplo, mantiene una mayor uso familiar de la televisión, más conforme con
su tradición. Los hogares con menores ingresos propenden a poner televisión
y videojuegos en el dormitorio, mientras que los padres con mayor nivel
educativo proporcionan libros y computers a sus hijos.

4. La mediación paternal es imprescindible. La mediación
del padre y la madre en el uso de los medios sigue siendo considerada
necesaria, cualquiera que sea la forma que se prefiera o se adopte: uso o
exposicion conjuntos, restricciones técnicas de uso (filtros, por ejemplo)
o por medios de reglas, monitoreo y guía activa a través de la crítica o
conversación sobre los contenidos. El que padres e hijos tengan
percepciones divergentes sobre cuánto y cómo acontece en realidad esa
mediación postula que los padres y educadores deben estar más atentos a su
ejercicio. Por ejemplo, la mitad no concuerda en el hecho que los padres
hayan controlado los sitios que han visitado sus hijos y un 15% considera
que los han monitorado mientras sus hijos dicen que no lo han hecho. “Uno
de los motivos por los que los padres deberían ser más responsables
respecto al uso que sus hijos hacen de Internet es que, no obstante solo
una minoría encuentra riesgos en Internet (incidentalmente, el informe no
la cuantifica), los padres subestiman estos riesgos: 41% de los de los
padres cuyos hijos han visto imágenes de sexo afirman lo contrario; lo
mismo sucede con un 56% de padres cuyos hijos han recibido mensajes sucios
o perjudiciales; 52% dice que sus hijos no han recibido solicitaciones
sexuales cuando sí las han recibido y 61% de los padres afirma que sus
hijos no se han encontrado con personas desconocidas cuando sí lo han
hecho”.

5. Es prematuro afirmar que el uso de las tecnologías
digitales (ICT) es beneficioso para la educación. Si bien es cierto que se
multiplican los esfuerzos de los gobiernos y las inversiones en nuevas
tecnologías como herramientas para mejorar los resultados educativos, no
hay indicios que prueben un resultado en esta dirección, por muchas
razones, entre las que cabe señalar la misma inercia del actual sistema
educativo.

6. Las esperanzas de que la incorporación de las nuevas tecnologías
abrirían espacios a una mayor participación ciudadana,
especialmente entre los jóvenes, cada vez más apáticos y desinteresados de
la política, están aún por demostrarse.

Valoración del Informe

El Informe

Medios, tecnologías de la información y comunicación en la familia
europea

es de extraordinaria utilidad para conocer sintéticamente las tendencias
sociales en la relación medios y familia en el espacio europeo y,
probablemente, en el conjunto de países desarrollados. A partir de una
cuidada selección de fuentes – investigaciones académicas, datos oficiales,
estudios y encuestas- se proporcionan los elementos esenciales sobre cómo
han evolucionado la familia y la tecnología y con qué consecuencias para la
institución familiar. El mérito principal, a mi juicio, es que pone de
relieve cómo los cambios sociales no se dan aisladamente y no son el
resultado de un solo factor, en este caso la tecnología.

La directora del proyecto, Sonia Livinsgtone, directora además del
Departamento de Comunicación de la London School of Economics, es
una veterana en el estudio de las audiencias de la televisión y de los
efectos de los medios sobre los niños. Actualmente dirige el Programa para
un Internet Seguro de la Unión Europea. Ha publicado en 2009

Children and the Internet: Great Expectations, Challenging Realities.

Cambridge: Polity.

Sin embargo, es oportuno señalar que el Informe peca de “neutralidad”.
Ciertamente no se debe caer en un moralismo simplista cuando se describen
las tendencias sociales y los efectos de los medios. Beckett, director delthink thank Polis, del Departamento de Medios y Comunicación de la London School of Economics, afirma en la presentación del Informe:
“La pregunta clave no es si podemos, por ejemplo, convencer a los jóvenes
que lean más noticias y vean menos pornografía, ambas cosas deseables en sí
mismas. La cuestión de fondo es si las tecnologías digitales construyen
capital social en las familias o si destruyen o fragmentan las relaciones
que pueden producir individuos más felices y comunidades más fuertes”.

La cuestión, a mi juicio, es el peso y las esperanzas que otorgamos a la
tecnología en sí misma. No cabe duda que el título del Informe no traiciona
a este respecto. Así, por ejemplo, confiar en las tecnologías digitales
como medio para mejorar la calidad de la educación o para vencer la apatía
y el desinterés de los jóvenes para partictipar en la cosa pública e
incentivar la ciudadanía es pedir demasaido a éstas.

Como afirma Alessandro D’Avenia, autor de Blanca como la leche, roja como la sangre, novela de éxito entre
los jóvenes en Italia de los dos últimos años, “quien paga las
consecuencias de la dictadura del relativismo son aquellos que por esencia
están hechos para la verdad: los jóvenes. Sus pasiones tristes son el
reflejo de nuestra falta de vida interior y de tiempo, de nuestro apego a
las cosas más que a las personas, de nuestra fatiga en el dar, de nuestra
embriaguez de consumismo y afán de éxito (de los adultos)”. No por
casualidad, Becket, en la presentación del Informe, se manifiesta feliz de
que Vodafone haya hecho coincidir la publicación del Informe con el
lanzamiento de su última iniciativa para promover “padres digitales”. La
tecnología sobre todo tiene que ver con el mercado.

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