Actualmente, la oferta de programas de la radio y la televisión, por no
decir el web, nos permiten una amplísima posibilidad de elección de
contenidos, de acuerdo con los gustos y exigencias personales. Desde luego,
mayor que la de los decenios anteriores.

Pero a esta mayor libertad de elección no corresponde un correlativo
aumento de calidad de los contenidos. Una de las preguntas más frecuentes
que llegan a la redacción de Familyandmedia –de asociaciones del
sector o de comunes usuarios- es si pueden hacer algo para cambiar este
estado de cosas o ¿hay que resignarse a una fruicción pasiva, inerte y, en
algunos casos, dañina sobre todo para los niños y los adolescentes?

Para profundizar en el tema y hallar respuestas a esta pregunta, hemos
entrevistado a Gabriela Delgado, responsable de desarrollo
y comunicación de

A Favor de lo mejor
,

una asociación mejicana de usuarios de los medios que, desde 1997, trabaja
para mejorar sus contenidos en su país en beneficio de las familias, los
niños y de la entera sociedad. Un testimonio que podrá sugerir ideas e
iniciativas a los lectores de otros países.


¿Cómo nace “A favor de lo mejor” y cuáles son los fines que se proponen
alcanzar?

A Favor de lo Mejor
nació como un movimiento ciudadano en el que líderes sociales y
empresariales se propusieron contribuir con los medios de comunicación para
elevar la calidad de sus contenidos.

El objetivo fundamental es que exista una relación más amigable entre
medios y sociedad, para ello debemos lograr que en las pantallas existan
contenidos que le dejen algo positivo al público. Queremos llenar las
pantallas de contenidos creativos, atrayentes para el público y de alta
calidad de producción y educativos.


Entre las iniciativas más recientes, veo el Concurso DíaQUniversitario,
que se propone estimular la creatividad y sensibilidad de los
estudiantes universitarios de comunicación. ¿Qué perseguíais y qué
resultados ha dado?

Así es, el Concurso y el Día Q tienen cómo próposito estimular la
creatividad de los estudiantes de comunicación y, al mismo tiempo, darles
referentes más amplios en la creación de sus piezas. Para lograrlo, la
última edición del concurso fue un tipo rally, en el cual expertos
y profesionales exitosos del mundo de la comunicación y la publicidad
presentaban sus casos mejores y daban tips para hacer sus piezas.
Posteriormente, en equipos se contaban de 5 a 6 horas para armar su video,
campaña y la propuesta transmedia en la que nos contarán una historia.
Gracias a esto pudimos ver qué tipo de historias quieren narrar los futuros
profesionales de la comunicación, y con mucha esperanza –incluso superando
nuestras expectativas- hemos visto que la mayoría de las historias son
positivas y creativas, sin usar violencia o vulgaridad. Es un trabajo a
largo plazo que podría resumir en tres pasos: El primer paso es una tarea
de headhunters; como segundo paso, una tarea de coaching,
de seguimiento para los finalistas, porque apostar por su formación es la
base principal para estimular el talento. Como último paso, esperamos que
se puedan colocar a estos jóvenes en medios donde puedan influir
positivamente con su talento.


El Senado de la República de México les ha convocado para oír la voz de
las asociaciones de telespectadores a propósito del proyecto de ley de
reforma de las telecomunicaciones. ¿Es sólo una operación de imagen de
los políticos o hay interés real de dar protagonismo a la voz del
público de modo institucional ante los productores de modo que aquél
influya sobre la programación? ¿En qué punto está el debate legal?

Esta es una muy buena pregunta, que confieso que también nosotros nos hemos
hecho. Después de que el Presidente de México planteó la Reforma
Constitucional de Telecomunicaciones, y comenzó su discusión en el Senado y
la Cámara de diputados, algunas de las voces escuchadas fueron las voces
ciudadanas, pues se quería oír a todos los involucrados. A Favor de lo Mejor fue una de las organizaciones convocadas y lo
que logramos fue que esa voz social se escuchara y en la Reforma
Constitucional quedó estipulado el concepto de “Los Derechos de las
Audiencias”.

Estamos convencidos que la ciudadanía debe ser escuchada, sobre todo en
temas que le afectan directamente. Por eso hemos levantado la voz de manera
institucional, y hemos encontrado –para nuestra suerte- una respuesta
positiva y empática. Ahora esperamos que la nueva ley sea un marco muy
claro sobre el cual los creativos y productores de medios se puedan mover,
por lo que pronto se verán los cambios necesarios.


Hablar de televisión de calidad hoy parece muy complicado. ¿Qué es un
programa de calidad según su criterio? ¿Quién debe decidir sobre la
calidad?

Sí, es muy complicado, de hecho yo no he encontrado una definición de
calidad en ninguna parte del mundo. Me parece que nadie se atreve a decir
“es esto”. Se establecen indicadores y aproximaciones que podrían ayudar a
la definición o al estándar de calidad. Nosotros, tomando también lo que
los expertos dicen, planteamos: 1. Calidad de producción, que es calidad
técnica, donde se toman en cuenta los mejores recursos. 2. La calidad de
los mensajes: cuando los contenidos cumplen la función social de los
medios, al contribuir al fortalecimiento de una mejor sociedad, a la
elevación de la cultura, al desarrollo armónico de la niñez, a preservar
las tradiciones y la identidad nacional, y a afirmar los vínculos
familiares, los principios y valores universales de la dignidad humana. 3.
Calidad de colocación: A la ubicación de las barras prográmaticas, la
pertinencia con los horarios con el público al que va dirigida. 4.
Consideración de la audiencia y un marco amplio de respeto al público que
los consume.

¿Quién debe decidir? Me parece que debe ser un consenso, el medio solo no
puede decir “esto es calidad” sin tomar en cuenta a la audiencia, la
autoridad y otros ámbitos como los académicos o empresariales.


El cyberbulismo es un fenómeno en aumento en nuestra sociedad, por
desgracia. Y, además, minusvalorado desde el punto de vista
legislativo. ¿Cómo se puede contrastar?

Es verdad, es un fenomeno muy preocupante y por desgracia las cifras siguen
en aumento. Me parece que tendríamos que lograr aumentar la conciencia de
las autoridades en este tema, con los datos muy precisos. Esto nos haría
evidente la necesidad una legislación más adecuada, con leyes que no sólo
vean los castigos o prohibiciones, por el contrario donde también se
promuevan campañas y políticas públicas sobre alfabetización mediática y
digital, para promover el uso más responsable de las herramietas
tecnológicas, para ayudar a disminuir los casos de cyberbulling.
Además de las normativas de protección, el mayor reto es formar al usuario
para que independiemente del castigo, la vigilancia o los filtros, no
moleste, no ataque a otros usuarios. Y creo que para esto se necesita
además de las leyes, la colaboración con la familia y la escuela.


Un pregunta final, provocatoria. ¿Los videojuegos son un buen regalo
para nuestros hijos?

A esta pregunta respondo con otra pregunta ¿Es un buen regalo dar un bate de beisbol a un niño? Porque puede resultar un arma
de vandalismo, para amenazar a sus amigos. ¿Qué quiero decir con este
ejemplo? Que el videojuego, o el bate, puede ser lo que el usuario quiere
que sea. El videojuego puede ser un buen regalo si lo elijo bien, si me
entero de qué va la historia, qué contenidos tiene, cuál es el reto a
superar, con quién quiero que lo jueguen mis hijos y cuánto tiempo le van a
dedicar. Porque, si bien es cierto que en muchos videojuegos encontramos
catálogos detallados de violencia, criminalidad, sexualidad, también
encontramos juegos de destreza, musicales, deporte, estrategia, etc., que
pueden ayudar a fomentar ciertos aprendizajes, habilidades motrices,
sociabilidad, creatividad para superar los retos e incluso un pretexto para
convivir o jugar en familia. No podemos decir que todos los videojuegos son
iguales por lo que hay que enterarnos antes de regalar alguno.

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