Gaia, protagonista de

Todo procede de modo inesperado. El túnel se convirtió en un puente
gracias a Gianna Beretta Molla

(escrito por Cecilia Galatolo, publicado por Mimep Docete, 14 euros) es una
buena chica, bastante seria y concienzuda. Estudia medicina, sueña con el
matrimonio y es una pro-vida convencida. Pero, de repente, todas sus
certezas se derrumban, el mundo parece literalmente que se le cae encima.
Decepcionada por la traición de su prometido, se sumerge en el estudio, y
en una noche de “liberación” de los estudios, «pierde el control»
estúpidamente …

En poco tiempo, se encuentra sola, a mitad de la carrera universitaria, con
la historia de su vida a sus espaldas, y un embarazo totalmente inesperado
al que enfrentarse.


Cuando se propone el aborto como la «única solución»

Todo y todos parecen indicarle una única solución: interrumpir «el proceso
que, involuntariamente, comenzó en ella», es decir, abortar y «seguir
adelante».

«Una breve operación y todo será como antes.» Pero Gaia no puede hacerlo,
cree que nada puede ser como antes. Piensa que, en ella, ya hay una vida,
alguien que merece ser acogido, incluso aunque no tenga fuerzas para
hacerlo, incluso si no sabe por dónde empezar para decir un sí que le
costaría demasiado.

No se arriesga a cuestionar todos sus proyectos, por un hijo no deseado. Un
hijo que nunca debería haber estado allí, en ese momento de su vida.
Entonces, ¿qué puede hacer?


Cuando se busca el bien sinceramente, el bien llega

En la unidad que Gaia llama «la más inútil del hospital» (una capilla),
tendrá un encuentro inesperado y decisivo con una persona… que marcará su
vida.

Poco a poco, gracias a esta persona, releerá su situación de un modo
totalmente distinto . De una manera que podríamos decir «providencial»,
Gianna Beretta Molla, la primera santa madre de nuestro tiempo, entra en su
vida, ella que, para dar a luz a su cuarto hijo, optó por no operarse de un
tumor cancerígeno que apareció en el útero. Decidió sacrificarse y dar su
vida, y murió una semana después de dar a luz.

Una decisión dolorosa, pero que en las biografías de Santa Gianna va
acompañada de una extraña «alegría», fruto de una certeza: que Dios, con su
Providencia, convierte todo en un bien.

Gracias a estos encuentros, la mente y el corazón de Gaia comenzarán a
cambiar. Conocerá a Jesucristo y nada volverá a ser igual…


Si las historias verdaderas arrastran más que mil palabras

«El mundo necesita más testigos que maestros», dijo Pablo VI. ¿Y cómo
podemos negar que tiene razón? El ejemplo, las historias reales, las
opciones concretas, arrastran más que mil palabras o teorías.

La gente, para creer, necesita ver que las ideas cobran vida, que hay
coherencia entre decir y hacer. Y, para quedar fascinados por una opción,
tienen que advertir su belleza.

Gianna Beretta Molla no eligió morir, no era una persona que despreciase la
vida. De hecho, la amaba muchísimo. Pero por esta misma razón, no quería
hacer absolutamente nada para interrumpir la de otro, tanto más si el otro
era su bebé, y podía vivir sólo gracias a ella.

Si cada uno de nosotros merece amor infinito

Gianna sabía que cada persona es única, preciosa, merece un amor
infinito… Cada uno de nosotros tiene un valor inconmensurable.

Quien no reconoce al otro, sea quien sea, el derecho a ser amado
incondicionalmente es porque, en primer lugar, no se lo reconoce a sí
mismo. Es probable que no sepa o no recuerde que es una criatura especial,
tan especial que merece cuidado y respeto desde el momento en que comienza
a vivir. Sin excepción.

Esta gran santa, canonizada en 2004 por San Juan Pablo II, sabía que toda
vida humana vale más que cualquier otra cosa en el mundo.


La vida de Gianna sigue dando frutos en todo el mundo

Algunos podrían pensar que, en la historia de Gianna, no hubo un final
feliz: los niños se quedaron huérfanos, y el marido, viudo. Pero como su
esposo Pietro (un hombre de gran fe) le dijo a esa hija nacida precisamente
por la valiente elección de su esposa, Dios eligió llamar a Gianna consigo
para hacer el bien en muchas partes del mundo, para dar a Gianna a tanta
gente que lo necesitaba.

Entre ellos está Gaia, nuestra protagonista. Una chica de ficción, por
supuesto, pero que probablemente existe, y en este momento debe decidir
entre sus proyectos y la vida de un niño.

Por cada Gaia real, Gianna tiene un mensaje de esperanza: «Confía en la
Providencia de Dios y serás feliz. Porque Dios te ama y te cuida. Ama, abre
tus manos a Él, elige siempre la vida, elige amar aun cuando cueste, y Dios
nunca te abandonará».

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