Prueba a tomar un autobús, a hacer cola en la oficina de correos o en el
banco. Te desafío a que encuentres a una sola persona que no tenga su
teléfono en la mano. Tal vez para responder a los mensajes, para leer las
noticias o simplemente para desplazarse por las publicaciones de las redes
sociales. Mientras escribo esto sé que entre esas personas probablemente
estaría yo… Pero no se trata simplemente de llenar el tiempo de espera en
la oficina de correos o en el autobús. Por desgracia, es una patología real
que tiene un nombre muy preciso: Nomofobia.


Nomofobia: si vivimos con el móvil constantemente en la mano

Nomofobia
(abreviatura de la frase “no-mobile phobia”) es la palabra que describe el
síndrome de desconexión, es decir, el miedo, incluso la angustia, de no
tener un teléfono móvil al alcance. A esto se suma la ansiedad que le
invade a uno ante la idea de no estar localizable, la necesidad de
actualizarse constantemente con la información que comparten los demás y la
consulta del teléfono en todo momento y lugar. Por desgracia, se trata de
un síndrome real, claramente reconocible por ciertos síntomas:

● perder tiempo durante el día con el teléfono móvil;

● tener el teléfono móvil físicamente cerca en todo momento

● ser adicto a las redes sociales;

● estar siempre distraído;

● sufrir de insomnio;

● no poder evitar consultar el teléfono móvil cada cinco minutos;

● escribir constantemente en el teléfono móvil.

Los que padecen Nomofobia tienen un miedo obsesivo a no
estar localizables a través del teléfono móvil. Si lo pierdes, la línea se
agota o falla la batería, puedes incluso -en casos graves- sufrir
verdaderos ataques de pánico, con mareos, taquicardias y falta de aire.



¿Cómo puedes dejar de vivir con el móvil incrustado y disfrutar de
la vida real?

Para recuperarse de la nomofobia, como cualquier adicción, puede
ser útil pasar por un proceso de desintoxicación: Se puede empezar con
simples reglas de sentido común, como apagar el teléfono
por la noche, ver una película entera sin comprobar las notificaciones
sociales o almorzar dejando el teléfono en el bolso.

“No se trata de desintoxicarse de la tecnología, sino de aprender a
utilizarla», afirma el sociólogo Francesco Mattioli, profesor de ciencias
sociales en la Universidad de Roma La Sapienza. “Saber gobernarla sin
convertirse en su esclavo. La sociedad actual suele mezclar estos dos
ingredientes, creando zombis incontinentes. La interacción directa, que es
más compleja y difícil de gestionar, no debe ser sustituida progresivamente
por la interacción indirecta, que requiere menos compromiso».

He aquí, pues, diez consejos de los expertos para superar la nomofobia:

  1. Dedícate a la actividad física, a recuperar el contacto real con lo que
    te rodea y a separarte del mundo digital.
  2. Resiste
    … el instinto de comprobar obsesivamente tu teléfono móvil.
  3. Levanta la cabeza y la mirada, observando las personas y las
    situaciones sin filtros.
  4. “Explota” los 5 sentidos, en las diversas formas posibles.
  5. «Desconecta», es decir, apaga el teléfono. Y cuida de los amigos, la
    familia, el trabajo. Lo que te sea de interés.
  6. «Viejo pero de oro»: Recurre al uso de herramientas tradicionales para
    liberar las manos y la cabeza de la tecnología, ya sea un reloj de
    pulsera o un despertador para saber qué hora es, por ejemplo.
  7. Reúnete. Por lo tanto, conoce y pasa el rato con los demás cara a cara.
  8. Pon obstáculos al uso rápido del smartphone, por ejemplo,
    instalando un código de seguridad para el acceso o eliminando las
    aplicaciones más adictivas.
  9. Utiliza el «procesamiento por lotes», concentrando varias tareas a
    realizar con el móvil a la vez, para que luego tengas más tiempo para
    dedicarte a otra cosa.
  10. Mantén tus manos ocupadas… con un libro, un helado, un bolígrafo.
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